Único

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- ¿Está todo en orden? - la voz proveniente de su colega le hizo levantar la mirada

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- ¿Está todo en orden? - la voz proveniente de su colega le hizo levantar la mirada. Asintiendo levemente, se dispuso a acomodar las últimas cajas de cereales que faltaban en su carrito.

- Quedan unas 5 cajas, hay que añadirlo al inventario - compartió, levantándose de su posición anterior.

La chica apoyó la hoja sobre un estante y se dispuso a escribir lo que Jungkook le listaba.

Dios, se estaban por quedar con el dispensario vacío y las ventas iban decayendo con el pasar de los días. Definitivamente se sentía la ausencia de mamá en el negocio, incluso los clientes la sentían.

- ¿Cómo sigue Yohmi? - preguntó una señora de edad avanzada. El sonido agudo de la máquina cobrando los productos hacia eco en el lugar. Jungkook no quería ser maleducado, y seguramente el sonido lo hacía desesperar aún más. Se tragó el nudo en la garganta y le respondió amablemente a la señora.

- Podría estar mejor - una media sonrisa se asomó por su cara, pero estaba bien lejos de mostrar alegría.

- Entiendo, le mandas mis saludos, por favor. Ten un buen día muchacho - los ojos de la viejita se volvieron más pequeños, sonrió y tomó la bolsa con la compra para irse directa a la salida.

Jungkook pasó una mano por su pelo y suspiró. Diablos, estaba tan agotado. Tantas cosas que hacer, tantas deudas, tantos problemas, tanto, tanto, tanto.

La alarma de su reloj lo salvó de hundirse en sus pensamientos, otra vez, últimamente lo hacia todos los días.

Miró su celular; 5:00pm.

Era la hora de irse. Temía un poco por Sunha. Hace poco más de una semana la había contratado, y realmente no era lo que él quería para su negocio. Sunha era una chica de 17 años, en busca de dinero para pagar sus estudios, pero demasiado tímida y reservada. Muy poco empática con la gente y antisocial. Aunque su mirada determinada hizo que Jungkook se tomara el riesgo de contratarla. Y aunque no lo quisiera, ¿Que más podría hacer? Todo iba de mal en peor en su vida. Y de todos modos Namjoon, su mejor amigo, se quedaría con ella por el resto de la noche para ayudarla.

Se quitó el uniforme y lo dejó encima de la registradora.

Justo apenas, Namjoon entró por la puerta corrediza mientras chupaba un lollipop y le sonreía a Jungkook.

- ¡Buenas tardes amigoooo! - gritó alegre el más alto, haciéndole ojitos.

Jungkook sonrió un poco, la sonrisa más cerca a ser verdadera de todas las que forzó durante el día.

- Buenas tardes Nammie, llegas tarde - señalo el reloj.

- Ay vamos, solo llegué dos minutos tarde. ¿Te me vas a poner de padre estricto ahora Kookie? - bromeó, cogiéndolo de los hombros y dándole un fuerte abrazo tipo macho.

When the sun goes down ๑ [Jungkook]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt