19. Ángeles de la guarda.

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Christopher y Jossie han vuelto a la universidad luego de un par de semanas de ausencia

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Christopher y Jossie han vuelto a la universidad luego de un par de semanas de ausencia. Las muestras de afecto –hasta cierto punto fingido- de sus compañeros no se ha hecho esperar pero ninguno de los dos les ha prestado atención realmente. La fotografía de Belle ha sido reemplazada por la de Joel y un montón de mensajes para su familia han sido escritos por sus compañeros tanto de aula como de fútbol americano; y aunque hay millones de notas firmadas tratando de darles consuelo a sus allegados todos suenan vacíos.

Porque nadie podría comprender el verdadero dolor que ellos sienten. Christopher ha perdido a su mejor amigo y Jossie ha perdido a su novio. La situación no pinta mejor de ninguna jodida manera pero eso es algo que ellos definitivamente no entenderían.

Es fin de semana y Christopher ni siquiera ha salido de su habitación. Se siente totalmente destruido por todo lo que ha pasado pero a pesar de todo está tratando y está esforzando por ser fuerte para Jo; aunque a veces tenga esos pequeños lapsos en donde no quiere salir de su habitación, se encierra por largas horas y llora hasta que se queda dormido olvidándose solo un rato de toda la mierda que hay en su vida. Además de su madre lo único bueno que tiene es Jossie que está tan jodida y tan rota como él.

Unos suaves golpes se hacen presentes en la puerta. El castaño se gira en la cama y ancla sus ojos en la puerta deseando por un breve segundo que sea Isabelle o Joel los que están del otro lado. Y episodios como ese ha estado experimentando muchas veces. Episodios dónde ellos entran en su habitación riéndose de un mal chiste aunque en el fondo eso jamás pasa.
Porque se fueron. Porque no están más. Y nunca más los volverá a ver.

—¿Quién?—dice en un susurro.

—Soy yo, hijo.—responde la voz de su madre.—¿Puedo pasar? Quisiera hablar contigo…

Christopher se limpia sus lágrimas con las mangas de su camiseta e inspira con fuerza tratando de controlarse.—Pasa…
La puerta se abre lentamente y una pequeña sonrisa aparece en los labios de su madre. Una sonrisa que le da a entender que no está solo  y que tiempos mejores vendrán aunque no tenga ni idea de cuándo sucederá.—Permiso…—la mujer pelinegra y toma asiento en el filo de la cama. Sus ojos se encuentran un momento y eso es suficiente para que ella pueda saber que él ha estado llorando otra vez.
Sus ojos rojos e hinchados se lo hacen saber.

—Mi amor…—comienza.

—Los echo de menos…—susurra antes de largarse a llorar de nueva cuenta. Los brazos de su madre lo sostienen con fuerza y siente un beso sobre su cabeza.

—Hijo, no puedes seguir todo el día en la cama.—murmura.—Sé que te duele lo que pasó con Belle y Joel…—inquiere dejando pequeñas caricias en su cabello.—Sé que es difícil pero tienes que segur con tu vida…es lo más sano para ti, quedarte encerrado aquí no te hará ningún bien…

Christopher suelta un suspiro prologando apartándose de ella. Su madre le dedica una pequeña sonrisa mientras retira sus lágrimas de sus ojos y niega lentamente.—Supongo que tienes razón, mamá…

CORAZÓN SIN VIDA| Christopher Vélez, Joel Pimentel.|Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora