La cabaña no era tan grande, pero estaba muy linda, una pequeña sala de estar con un sillón grande, una chimenea y en el piso una alfombra, luego una pequeña cocina, con una estufa, encimeras, un refrigerador y un pequeño horno de microondas y frente a nosotros un pasillo con cuatro puertas.

-Por lo menos no se ve tan feo como afuera.- comentó Erick, yo sonreí y asentí.

-Lo malo aquí es, olvidamos traer algo para cena.- 

-Negativo, querida amiga, paré a comprar unas cosas para comer.- no pude evitar sonreír, de lo asustada que estaba ni siquiera noté que traía una bolsa de plástico, intenté tomarla pero no me dejó. -yo preparo la cena- dejó su mochila en el sofá y fue para la cocina. 

-Pero...- me cortó.

-Ya dije que lo hago yo.- tenía una pequeña sonrisa y yo no pude evitar rodar los ojos y una pequeña sonrisa se asomó en mis labios.

-Está bien.- me fui a buscar un cuarto antes de que se diera cuenta que me había puesto roja, entré a una pequeña, tenía la necesario, una cama, un armario y una puerta que, supongo, llevaba a un baño, dejé la maleta en la cama, hacía mucho frío, entonces me puse un pans con una manga larga, calcetines y pantuflas. Salí de la habitación para ayudarle a Erick, lo vi preparando un poco de café y en la encimera dos panes y sonreí, se giró con el pocillo en la mano y me miró, una sonrisa apareció en su rostro para después volver a concentrarse en servir las tazas, me acerqué justo al tiempo en que regresaba el pocillo de nuevo en la estufa y lo abracé. 

POV. ERICK

Su olor, su olor era una mezcla rara de café que estaba haciendo, junto a su shampoo de menta aunque teniendo ese toque a tabaco que no se quita ni con mil perfumes y es que, por alguna razón, siempre que escuchaba de Lilith la asociaba con café. 

-Gracias, Erick.- su voz era sincera, como nunca lo había escuchado, la abracé más fuerte y no pude evitar que una pequeña sonrisa se posara en mi rostro. 

-No tienes que agradecer, pequeña, siempre estaré para cuidarte.- 

Nos sentamos a cenar, con pequeñas bromas, risas y hasta carcajadas, estábamos dejando los trastes sucios en el fregadero cuando una fuerte lluvia se soltó, haciendo que las luces fallaran dejándonos completamente a oscuras, en un reflejo rápido, Lilith tomó mi mano y la apretó, entrelacé mis dedos con los de ella mientras buscaba mi celular en mi pantalón y prendía la lámpara. 

-Vamos, prenderé la chimenea.- comencé a caminar sin soltar su mano, por algo la tomó y la sentía temblar mientras relámpagos y truenos sonaban, cuando llegamos a la chimenea, le tendí mi celular. -Ilumina en lo que la prendo, ¿sí?.- ella asintió, tomé unos leños que estaban a un lado, con mi encendedor, prendí un pequeño trozo de ellos y lo arrojé, poco a poco fue encendiendo hasta tomar fuerza suficiente para iluminar parte de la sala, Lilith apagó la lámpara y me sonrío. 

Estábamos sentados en el sofá, Lilith se estaba quedando dormida con su cabeza en mi pecho, la había tapado con una manta, ya que la calefacción había dejado de funcionar, jugaba con su cabello mientras le hacía cariñitos en el mismo.

-Te quiero, Erick.- su voz salió adormilada, pero me miró, sus ojos tenía un brillo, un brillo hermoso... 

-Y yo te quiero mucho más, pequeña.- una pequeña sonrisa, no podía dejar de mirarla y ella tampoco apartó la mirada, afuera seguía lloviendo y solo podía sentir como mi corazón latía cada vez más fuerte y entonces, sin pensarlo más, acerqué mis labios a los suyos y la besé, algo en mi pecho explotó, un sentimiento que no conocía y a pesar que solo fue un pequeño toque, sentir sus suaves labios con los míos fue la cosa más hermosa que he sentido, ambos nos miramos, ella sonrío con lágrimas asomando en sus ojos. -¿Estás bien?, ¿hice algo mal?.- pregunté con el miedo de haber arruinado nuestra amistad, ella negó. 

-No, solo que, realmente nunca había besado.- logré ver como sus mejillas se tornaron rojas, sonreí, verla así, es simplemente perfecta. 

-¿Te digo algo?.- hablé mientras volvía a jugar con su cabello. 

-Dime.- 

-No sé si es porque tomaste café, pero realmente sabes a café, escucharte hablar, reír, que tan solo te mencionen, me recuerda el café, su sabor, su olor, tan amargo y tan dulce, pero siempre es hermoso y si me darían la opción de volver a repetir mi pasado con tal de llegar a conocerte, lo haría. -ella me miraba y yo, no podía de dejar mirar su rostro.- Escucharte reír, es como ese primer trago que le das por las mañanas que te regresa a la vida, me recuerdas tanto al café, que eres capaz de regresar mi insomnio de solo pensarte, todas las noches me pregunto; ¿Cómo alguien puede ser tan perfectamente amarga como dulce?, eres tan hermosa, que podría declararme adicto a ti, a tu voz, a tu risa, a tus facciones, a tu olor.- de sus ojos caían pequeñas lágrimas que limpie rápidamente y besé su frente. -ya no sé si me beneficias o perjudicas, pero prefiero vivir con taquicardias que vivir sin ti, porque, mi niña, tú eres café con todo y sus efectos secundarios.- seguía limpiando sus lágrimas, cuando detuvo mi mano y la tomó, para darle un beso a mis nudillos, se acercó a mí y me besó.

El humano dice tener 5 sentidos, pero quisiera que todos supieran lo que es enamorarse, porque parece ser que se abren muchísimos más, empeñaría mi vida entera con tal de sentir sus labios todos los días. Su voz, sus labios, su rostro, su cuerpo, es todo una melodía completamente perfecta, quisiera poder partirle las piernas a todo aquel que se atrevió a lastimarla, quisiera cuidarla siempre...

-Quédate... quiero que te quedes, que seas mi droga de todos los días, que sé que si algún día tus ojos se cierra, entraré en un síndrome de abstinencia que no podré cerrar.- nuestra respiración estaba acelerada, ambos teníamos los ojos cerrados.

-Te amo, Lilith.- fue lo único que pude decir. 

-Te amo, Erick.- 

Before you go. (TERMINADA)Where stories live. Discover now