Capítulo 18

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— Vamos Ashley, baja tú a hablar con él.

— Alison, ¿Se te olvida que fue él quien empezó todo? Ni siquiera estabas cuando discutimos.

— Lo sé, seguramente diría gilipolleces para hacerte daño, pero..

— Pero no las sentía— la interrumpí y solté un suspiró mientras me dejaba caer sobre la cama— ese es el problema.

— Entonces si lo sabes ¿por qué no hablas con él?— se encogió de hombros— Tal vez podéis solucionarlo.

— Ya lo intentamos hoy a la mañana y la cosa no acabó muy bien— cerré los ojos y pasé mi brazo sobre mi rostro.

— Venga Ashley, sois amigos desde primero, tiene que haber alguna solución para que olvidéis ésto.

— Volví a suspirar esta vez más pesado— La habrá pero por ahora no quiero pensar en ello.

— Está bien— sonrió— ¿Te apetece que vayamos a dar una vuelta o a comer algo?

Tuve la excusa de la pelea con Anthony para que no vieran raro el que no bajara a hacerlo, sin embargo, el hambre me estaba matando al mismo tiempo en el que avibava en mí el impulso de comer cuanto se me pasase por delante. Quería silenciar aquella voz irritante y manipuladora pero parecía estar obligándome a comer, a comer y no parar para luego sentirme culpable y estar al borde de volver a aquello que en su día prácticamente me destrozó.

— Negué con la cabeza— No tengo hambre.

— Venga Ashley, no has comido nada en todo el día por culpa de Anthony, ven y preparamos cualquier cosa.

— Con todo lo de la pelea se me ha quitado el apetito por completo— solté una breve carcajada para quitarle el peso dado al asunto.

— Está bien— se acercó con una sonrisa— entonces bajemos a dar una vuelta.

— Creo que paso, no me apetece hacer nada.

— Ni de coña, tú te vienes conmigo— anunció insistente en un tono irrebatible.

Suspiré de nuevo y no tuve otra que asentir y sonreír.

[...]

La noche llegó. Me encerré en mi cuarto debido al "cansancio", aquel que aseguré a mis amigos que era existente con una sonrisa.

Las tripas me rugían. Prometí a Alison que bajaría a comer pero algo me detenía en la realización de aquella acción, una fuerza mayor e invisible, una muy poderosa e insiste.

Pese a ello, Theo no tuvo que lidiar contra ella, él, su luz, desvanecieron lo dicho tan solo con su presencia en mi habitación.

— Vamos a cenar Ashley.

Rodé los ojos involuntariamente arrepintiéndome al instante.

— Oye...— su tono salió dudoso, temiendo hacerme daño con sus palabras— sé que es duro, no puedo ni imaginármelo Ashley, pero no has comido en todo el día y estoy preocupado por ti.

Y lo estaba, desde luego, lo pude apreciar en su mirada, en como sus ojos azules volvían a oscurecerse tornándose grisáceos por la falta de mi sonrisa.

Me sentía culpable, no tenía motivos, pero así lo hacía, tal vez porque me resultaba aún más doloroso ver su mirada apagada por mí, aquella que cruzada con la mía me llenaba temporalmente de luz y armonía.

Me levanté y caminé hacia él. Complacería a su mirada, aquella que clamaba verme bien, sonriente y despreocupada. Me rompería aquello, probablemente, pero también lo hacía él verlo así por mí.

Entré la espada y la pared. Así creí encontrarme, sin embargo, no existía una opción en la que una daga no estuviese atravesando mi cuerpo, no la había por ello opté por la decisión que no haría existente una segunda daga, una con el nombre de Theo grabado sobre ella.

— ¿A qué esperas?— sonreí provocando el esbozo de su sonrisa y con ella el azul intenso de sus ojos de vuelta.

— Después de ti Ashley— indicó la puerta y juntos bajamos al comedor.

Una vez allí Anthony se quedó quieto frente a nosotros,mirándome, una vez más, con el arrepentimiento reflejado en su rostro.

— Ashley..— se acercó a mí a grandes pasos— necesitamos hablar.

— Está bien— dije finalmente tras un breve silencio.

Salimos de nuevo a la terraza y una vez más cerró la puerta tras él.

— Anthony...

— Escucha— me interrumpió al instante— he sido un completo gilipollas y creeme que lo siento mucho. Estaba celoso, y sé que eso no justifica nada en absoluto, pero me gustabas y tú estabas con Theo...— suspiró— no quiero perderte Ashley, no me importa que relación tengamos, me haces falta, me hace falta tu amistad. No merezco que me perdones pero por favor no te alejes. Joder. Llevamos siendo amigos desde primero, me conoces mejor que nadie y me ayudas mucho, más que cualquiera.— no respondí, no me esperaba aquella disculpa aparentemente sincera y honesta— Escucha, no quiero perderte, sé que he dicho cosas que...no sentía y aún así no debería haberlas dicho jamás, pero ahora solo puedo decirte que lo siento en serio, Ashley.

Observé su mirada buscando matices que me indicasen que se trataba de una mentira, sin embargo, no hallé aquello que creí encontrar.

Me sentía mal por él, a pesar de no deber sentirme así. Quizás en un futuro me arrepentiría de ello, pero aún así no podía evitar mi respuesta ante su disculpa.

— Solo quiero hacer como si nada, olvidar todo ésto.

Suspiró de alivio para luego sonreír y dar un paso hacia mí.


—Yo también— confesó y me abrazó.

Supe entonces que así sería todo siempre. Perdonar los errores de los demás incluso cuando éstos me dañaron, incluso cuando éstos me rompieron aún más, siendo una estúpida ilusa ante un conjunto de remordimientos y sentimientos de culpa.

Estaba jodida tendiendole a cualquiera el poder de romperme y aún así perdonarle, ofreciéndome como un juguete con el que poder jugar en un momento de aburrimiento, donde poder hacerle de todo sin ningún tipo de replesalia.



La Melodía De La NocheWhere stories live. Discover now