Capítulo Único.

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Era pasado del medio día. El Patrón había hecho una reunión con todos los Pilares, para dar la última información.

El Pilar del Fuego, Rengoku, debía viajar en tren a la primera hora de la mañana siguiente, junto a Tanjirō, Zenitsu e Inosuke.

Sería la última noche en la finca mariposa.

Durante las horas siguientes, Tomioka no dejaba de mirar al rubio de ojos expresivos. Se sentía algo triste y no sabía porqué. Lo único que tenía claro, es que antes de la partida del Pilar del Fuego, Giyū le iba a confesar sus sentimientos. Aunque no fueran aceptados.

Caía la tarde y las estrellas comenzabana a asomarse en el firmamento. La cena fue casi una despedida. Los cuatro viajeros estaban algo emocionados por la travesía que los esperaba.

Una vez terminaron, los Pilares se fueron a dar un baño y luego a sus habitaciones. Dormir temprano, era lo mejor antes de salir al amanecer.

Los pasillos estaban casi a oscuras. Una que otra luz se filtraba bajo las puertas. Algunos de los Pilares estudiaban y otros meditaban.

Tomioka, en completo silencio, se dirigió a la habitación de Rengoku. Golpeó.

-Pase- se escuchó desde el interior.

Giyū abrió la puerta y luego cerró.

-¿Tomioka? ¿Necesitas algo?- preguntó el rubio.

-Kyōjurō- no era usual que el Pilar del Agua lo llamara por su nombre. Pero escucharlo, fue un agrado.

Rengoku se levantó de la silla y fue hasta el pelinegro. Se acercó, quedando a escasos centímetros.

-¿Tú quieres decirme algo?- le dijo el rubio de mechones rojos- Te escucho.

Giyū no sabía cómo empezar y estaba claro que con las palabras era pésimo.

Sus mejillas comenzaron a sonrojar levemente, lo que le dio un aspecto sumiso. Tomó aire y empezó a hablar.

-Hace un tiempo, que llevo observándote. Yo- trató de buscar las palabras justas- Yo comencé a sentir algo por ti. Un fuerte sentimiento, que creí iba a desaparecer.

Rengoku levantó una de sus manos y le acarició el rostro.

-Continúa- dijo, con una pequeña sonrisa.

-Bueno, supongo que me enamoré del Pilar del Fuego.

Kyōjurō acortó la distancia que quedaba entre ellos. Subió sus manos y tomó del rostro a Tomioka.

-Tus sentimientos son correspondidos- le dijo el rubio, dándole un beso.

Giyū cerró los ojos con una infinita felicidad. No podía creer que el peso que llevó por tanto tiempo, dejaría de ser una molestia y pasaría a ser algo maravilloso.

Ambos hombres, envueltos en el deseo carnal y sin dejar de besarse, fueron a dar sobre el futón.

-Kyōjurō- susurró Tomioka, mientras sentía esos húmedos labios bajar por su cuello- Te amo.

-Y yo a ti- le soltó el rubio.

Rengoku se incorporó y comenzó a desnudarlo. Luego se sacó las prendas, dejándolas a un lado.

-Eres muy hermoso- le dijo el rubio, tocando su cuerpo- Será una hermosa despedida- se acercó y comenzó a besarlo.

Ambas pieles se frotaban entre sí, mientras el calor comenzaba a subir. La habitación se sintió cálida, sus respiraciones se juntaban, entre los besos y gemidos.

Antes de Partir 🔥💧 [RengoxGiyu]Where stories live. Discover now