i. De visitas a Urólogos y Amigos depresivos

326 41 28
                                    

—¿Y bien señor Lee? ¿Qué le trae aquí exactamente?

—Eh, nada de señor, que solo tengo dieciocho y el porque estoy aquí creo que es obvio.

—Bueno, yo no lo tengo tan claro. Hay muchos problemas que llevan a los hombres hasta mi consulta.

—Pues yo te seré claro. No pisaría una de estas salas si no fuera por algo grave.

—¿Con eso quiere decir que nunca ha visitado a un urólogo?

—Jamás, nunca y tenía la intención de no hacerlo en mi vida, pero esto me puede.

—Ya veo y, exactamente, ¿Cuál es el problema?

Silencio... bufido... Sintiéndose humillado y obligado, se quitó las gafas de sol y le dirigió una mirada penetrante al médico.

—Desde hace una semana soy incapaz de tener... no puedo... — JeNo bajó la mirada unos segundos. – No consigo tener una... erección. No puedo empalmarme, ese es el jodido problema.

—Ah, entiendo.

—No, no creo que lo entiendas tío.

—Por favor, ¿Le importaría utilizar un lenguaje más...?

—¿Más tiquismiquis? Vale, vale. Si terminas rápido y me das alguna poción milagrosa no tendrás que aguantarme mucho más. Tengo tantas ganas de salir de aquí como tú.

—Hum... los problemas de erección pueden deberse a muchas cosas. Esto no es tan fácil. De momento, tendrá que contestar a algunas preguntas.

—Como quieras, pero no me trates de usted. Lo odio.

—De acuerdo. ¿Eres virgen?

—¿Tú no ves la tele? Claro que no lo soy.

—¿Con cuanta frecuencia mantienes relaciones sexuales?

—Mmm... cinco, seis o siete por semana, depende de las circunstancias.

—Buff... eso es mucho para un chico de tu edad.

—Ya lo se. Estoy muy orgulloso de ello – sonrió ampliamente.

—¿Alguna vez aparte de esta has tenido problemas de erección?

—No. Una vez tuve un gatillazo, pero eso no cuenta ¿no?

—Es bueno saberlo. Por lo menos así doy por sentado que eres humano. Esto te ocurre desde hace una semana ¿verdad?

—Sip.

—¿Y fue así, de repente? ¿No sentiste ninguna molestia antes de eso?

—No. Llevaba tres días sin tener sexo y estaba encerrado en el tour bus con tres tíos sin contar el conductor. Estaba necesitado y recurrí al método clásico y solitario... y la guarra ni se inmutó.

—Mm... ¿Alguna vez has tomado...

—No necesito viagra ni nada parecido. No me hace falta así que nunca he tomado mierdas de esas. Como mucho alcohol y tabaco, nada más.

—Ya veo. Tal vez todo esto se deba a algo psicológico.

—¿A que te refieres?

—El estrés, los agobios, ansiedad, depresiones y demás pueden influir en el funcionamiento del aparato reproductor y con una profesión como la tuya no sería de extrañar.

—Pero yo no estoy estresado ni tengo ansiedad ni nada de eso. Me gusta lo que hago.

—Entonces, quizás no se deba al trabajo. Una relación tal vez, pero estoy casi seguro de que es algo psicológico...

𝐔𝐧𝐚 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 '𝐍𝐎𝐑𝐄𝐍Where stories live. Discover now