ii. Empalmes deseosos

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—¿Macarrones otra vez? JeNo, vale que los hagas bien, pero siempre que cocinas haces lo mismo. Me sale el tomate por la nariz hyung.  —JeNo removió la pasta de su plato observándolo desganado y de mal humor.

—Si no quieres, tíralo a la basura y si quieres otra cosa para comer, te lo haces tú qué ya no eres un bebé, ¿Clarito JiSung?

—Cómo el agua jefe.

—¿Y RenJun? —preguntó ChenLe probando el plato y haciendo una mueca de asco.

—No tiene hambre.

—Mejor, así no tendrá que probar esta porquería, ¿Le has echado azúcar? Está dulce.

—Es verdad, está dulce. Sabía que teníamos que haber llamado al telepizza. El secreto está en la masa. —JeNo resopló y ni siquiera probó su comida. Se levantó de la silla, agarró su plato, el de ChenLe y el de JiSung y se los llevó a la cocina, vertiendo el contenido en el cubo de la basura— He dicho que esta dulce, no que no fuera comestible.

—¿Tengo pinta de ser tu criada JiSung? ¿Me ves pinta de criada? ¿Ves que tenga tetas y camine por la casa en delantal para servirte? Porque si piensas así eso puede arreglarse de una hostia bien dada, ¿sabes?

—JeNo, tío, estaba de coña. —le defendió ChenLe enseguida— No te pongas así hyung, si estas de mala hostia avisa y nos callamos, pero a nosotros no nos metas. —el pelinegro iba a replicar pero se contuvo. Definitivamente el urólogo tenía razón. ¿Cómo demonios iba a levantársele con semejante estrés encima? Era como tener que cuidar a tres niños mayores, uno quisquilloso, otro alérgico a las cosas dulces y el otro... autista. Luego se quejaba de que las madres se volvieran amargadas y gruñonas.

—¿Estas cabreado con RenJun? ¿Qué ha pasado ahora?

—¿Y a ti que te importa? —gruñó mostrando todo su mal carácter. No dijo ni una palabra más al notar el tenso silencio que acababa de formarse en la habitación. JiSung arrugó la cara y ChenLe lo miró con gran seriedad. Últimamente se había empeñado en ser el que mantuviera la paz entre los cuatro, el que siempre se tragaba el marrón, el mal humor de los amigos cuya situación se volvía cada más tensa. Se estaban distanciando mucho y si ellos se distanciaban... al grupo le costaría mucho salir a flote.

—Entiendo que estés cabreado, pero RenJun está muy jodido desde aquello. Sabes que siempre le ha afectado a él más que a nadie el asunto de los fans. Esto ha sido un golpe tremendo. Hay... hay que tener paciencia. —consiguió hablar con claridad y calma a pesar de estar también irritado, intentando contagiar su aplomo a los demás sin mucho éxito.

—¿Cuánta paciencia tengo que tener? Ya ha pasado una semana y no levanta cabeza, no se separa de mí ni para cagar. ¡Me pone histérico!

—Son mejores amigos ¿no? No te queda otra opción que tener paciencia.

—¡Ya se que es mi puto mejor amigo, no quiero me lo repitas! —aquel grito fue el colmo del colmo. JeNo golpeó la mesa con furia, sobresaltando a JiSung que se levantó de golpe.

—Vale. Si tienes algo que decir, no se, gracias por ejemplo por intentar ayudarte, llámame porque yo me voy. —el bajista fue hacía la entrada del apartamento, agarró su chaqueta y se la puso con tan mala hostia que por un momento JeNo pensó que la partiría en dos—. Vámonos ChenLe. Si este desagradecido no es capaz de apreciar los líos en los que nos metemos por intentar ayudarle, que se joda. —el rubio suspiró resignado y agarró su abrigo con preocupación en la mirada.

—Iremos a comer por ahí, si cuando volvamos sigues igual con RenJun, yo me voy a un hotel.

—Y yo contigo, Oh. Venga, hasta luego —y de un portazo, cerraron la puerta. Por un momento, JeNo se sintió culpable. Luego recordó que puesto que a RenJun no le daba la real gana lavar los platos, le tocaba a él y todos sus remordimientos desaparecieron.

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⏰ Last updated: Feb 01, 2022 ⏰

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𝐔𝐧𝐚 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 '𝐍𝐎𝐑𝐄𝐍Where stories live. Discover now