Chilango Blues

Única parte ☆

Hace más de una hora Intentaban llegar al lugar. El mal humor era notable en el aire, la irritación por el insoportable calor empeoraba las cosas, además del silencio. Tenía unas incontrolables ganas de quitarse los shorts ajustados y lanzarlos por la ventana del vehículo. Sus pies sufrían un calvario también, sintiéndose atados por las medias que, aunque admitía que eran sumamente bonitos, no eran para nada cómodos. Y justo ese día, ¡Decidió ponerse Converse!

Esas zapatillas del diablo difíciles de quitar. Culpa a pinterest por aquello, solamente entró unos minutos el fin de semana pasado y salió de aquella app con un estilo nuevo. En esta ocasión, con ganas de Converses verdes.

Debian ir al cumpleaños de un amigo, ¿El problema? (Aparte del calor y el mal humor que manejaba el mayor) No sabían dónde estaban. Lo único que veían eran vacas y pasto. Ellos eran chicos de ciudad, no pueden imaginar vivir en un lugar así. Más bien, no pueden imaginarse una vida sin internet y supermercados cerca.

El chico no contestaba el teléfono. Harry intentó contactarlo más de cien veces en menos de diez minutos pero no conseguía respuesta, la señal era nula y el calor empeoraba absolutamente todo.

Y Louis estaba aburrido, muy aburrido. Ninguno de sus videojuegos descargados en su teléfono eran disponibles sin conección. Su bolsita de chicles estaba casi vacía, el aire del auto era nulo y su chico no le prestaba una mínima de atención, ni siquiera conversaba con él. ¿Algo peor que eso?

Masticaba su chicle y jugaba con éste, agarraba un pedazo, lo estiraba y lo volvía a meter en su boca. Era bastante asqueroso, pero él estaba tan aburrido y molestar a su novio sería más que entretenido. Hacía globitos y los explotaba con sus dientes, haciendo un ruido molesto.

Harry mientras tanto golpeaba con su dedo el volante repetitivamente, intentado controlarse.

La paciencia se le estaba acabando y Louis masticaba cada vez más fuerte. Bingo.

Harry de repente se balanceo sobre él, apretó fuerte la mandíbula del ojiazul entre sus dedos y sus miradas chocaron. Los ojos verdes lo miraban con enojo y Louis le devolvió la miradita con picardía. Le dolía las marcas que el agarre dejaba en su mentón, pero aún así siguió masticando ruidosamente.

- Dame el chicle. - Louis negó divertido.

Error.

Harry le abrió la boca, más bien lo obligó a hacerlo, bruscamente le metió los dedos. Escarbando entre sus dientes y lengua para poder quitar la bolita rosada y así, poder tirarla lejos, lo más lejos posible. Pero Louis no se lo haría fácil. Con su lengua hacía que los dedos de Harry no pudieran quitarle el chicle, que se resbalen entre ellos por la saliva y lo moleste aún más.

- Escupí el chicle. - Ordenó y Louis lo hizo.

Le escupió la bola rosada en el rostro. Sin ganas de discutir, el rizado tiró por la ventanilla la goma pegajosa, soltando un suspiro pesado para calmarse.

Mientras tanto Louis lo miraba divertido, mordiendo la punta de su lengua, conteniendo una risita burlona. Sus mejillas parecían brillar, coloradas por el calor. Subió sus pies en el asiento, para molestar solo un poquito más, apoyando su mentón en sus rodillas, mirando a Harry con una inocencia fingida.

Pero aún así, éste no le prestaba atención. Todavía con su móvil en mano, impaciente por una llamada. El más joven estaba cansado de no conseguir por lo menos una mirada, bufó aburrido y harto.

Por último, Louis se sacó los zapatos y empezó a jugar con la palanca de cambio. Acariciaba el objeto con delicadeza y delineaba con su dedo gordo la bola, insinuando que era un pene o cualquier cosa sucia que pueden imaginar. Con el otro pie pinchaba el rostro de Harry repetitivamente y lo despeinaba sin pudor alguno, desacomodando los perfectos rulos bien peinados del mayor. Harry no despegaba su mirada del teléfono, ignorando por completo que Louis esté intentado llamar su atención, siendo un completo caprichoso. Con un gesto bruto empujó el pie del menor, apartandolo de su rostro.