8. Juan David

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—¡Hermoso! Todo a quedado hermoso aquí en la iglesia. Se que es algo sencillo, pero míralo es bello.

—Lo es Jimena, lo es.

—Me alegra tanto que llegaras aquí conmigo, Norma y mamá están ocupadas por la ropa de Juan David, y ya sabes como es mamá con ello, esta loquita con su nieto.

—Es lo justo, mamá es una mujer de capas, pero es buena, lo sabes. Ella sólo quiere lo mejor para las tres.

—Sí, lo sé.

Sara río al ver el puchero de su hermana menor.

—Y lista para verlo. Sabes, no me parece un forajido.

—¡Sara te desconozco!

—Soy mujer y tengo ojos. Sabes ¿qué era a su casa a la que fui hace dos días?

El cabizbajo de Jimena le dijo todo. —. Me hubieras acompañado, sabes que tuve que evitar una pelea entre Juan y Fernando. —. Sara dejó salir un gruñido.

—¡De verdad te acompaño! — la sorpresa era muy evidente —. Huy si te tiene estima hermana, Fernando los odia.

—Solo a Juan, lo cual es comprensible. Y a Oscar y su otro hermano, creo que solo es algo de resentimiento.

—¿Pero te oyes?

Sara suspiró. Era inútil tratar que su hermana viera las cosas de otra forma, Jimena estaba enamorada de Oscar, lo cual no la hacía objetiva.

—No importa. Vamos a terminar esto si.

—Bien. Mira esta es la pila bautismal.

—Si. Ya la vi, quedo bien.

Cuando el tiempo pasó, tanto Jimena como Sara acertaron irse ya vestida para la ocasión. Ya que  estaban llegando las personas que iban a estar para la ocasión.

Para Sara ver a su madre a la par de su abuelo no era raro, ni la cara agria que tenía. Norma estaba muy linda y Juan tenía la pinta de haber salido mal parado, de una guerrilla con amigos, supuso, era lo mejor que podía arreglarse sin sentirse incómodo. Los otros dos hermanos estaban bien vestidos, y sus sombreros no fallaban en sus cabezas.

—Los padrinos, por favor.

Ella caminó a la pila bautismal, junto a Norma, la cual le sonrió, Juan no la miró, sino se fijo en su hermano pequeño, Sara lo notó esta vez mejor, cuando Norma le ayudó a sostener a su sobrino, el otro padrino era Franco Reyes, viudo de Edwina. El oportunista según su madre y él suertudo por Fernando.

Sonrió internamente.

—Aquí por favor.

Ni si quiera tomo en cuenta la cercanía de nadie más, Juan David era todo lo que veía, y cuando el agua bendita cayó por la cabecita del bebé notó como la mano del otro padrino rozaba con la suya, para sostener al bebé en sus brazos.

—Bien.

—¿Ya es todo? —preguntó Sara.

—Sí, que paso, Sarita ¿no te sientes bien?

—No, solo me perdí un poco.

—¡Ahora a la fiesta! —gritó Oscar—. No te molesta verdad cuñada-. Oscar rio bajo mirando a Norma y está nego divertida. -Tú también estás más que invitada, Sara.

—Oh, esta bien. No me lo perdería.

Cuando lo dijo tanto su madre como Jimena la miraban, ambas con expresiones de incredulidad.

—Hoy es el día de Juan David, no de rencillas, mamá.

Sara le dijo a su madre cuando llegó a ella. —. Sabes que Norma está entregando una ramita de olivo para Juan, ya que no puede estar cerca del niño, porque bueno, esta viviendo en la casa.

Pasión ProhibidaWhere stories live. Discover now