Aʏᴜ́ᴅᴀᴍᴇ... | Kᴀɢᴇʜɪɴᴀ

Capítulo 17: Inconveniente

El sol había salido nuevamente anunciando un nuevo día. La luz entraba por las ventanas iluminando la blanca habitación del hospital.

Los cabellos anaranjados de Hinata también brillaban por los pequeños rayos de luz. Su rostro seguía tranquilo y pálido, sin dar alguna reacción de parte de este.

Pero no estaba solo. Kageyama como había dicho, se quedó toda la noche acompañándolo, aunque después de lo que pasó, no pudo evitar quedarse dormido por el cansancio.

Su cabeza se encontraba recostada sobre las sábanas húmedas por culpa de sus lágrimas, al lado del cuerpo del pequeño y su mano seguía entrelazada con la del contrario.

En la habitación había paz, pero mucha tristeza en el aire.

El profesor Ukai caminando entre los largos pasillos de ese hospital, que ahora se encontraban mucho más calmados a diferencia del día de ayer.

Llegó a la puerta de la habitación del peli naranja y entró allí.

Se encontró con la escena de ambos jóvenes dormidos profundamente y demasiado tranquilos, algo que le pareció raro. Por lo general Kageyama y Hinata se la pasaban gritando, hablando con su tono de voz fuerte o peleando, pero ahora estaban más calmados que nunca. El profesor no podía creer lo que estaba pensando pero, realmente extrañaba sus gritos irritantes.

Poco a poco se fue acercando al azabache para despertarlo, hasta que notó ambas manos entrelazadas. Dirigió su mirada al más alto para ver su rostro que mayormente estaba cubierto por su cabello y su brazo, pero aún así podía notar una mueca de angustia en él.

Ukai también estaba muy preocupado por las condiciones de este.

- Kageyama...- lo llamó mientras lo movía un poco.

- Kageyama - repitió por segunda vez.

- ¡Hinata!- gritó mientras se levantaba de su asiento alterado.

- ¡Oye!, tranquilo, soy yo - lo calmó Ukai.

El azabache lo miró confundido, hasta que reaccionó y se acercó hacia al pequeño.

Se quedó durante unos segundos en silencio, observándolo atentamente.

- ¿Él t-todavía no...?- susurró.

- No - pausó por un momento - Todavía no despertó -.

- Tch - chistó frustrado el más alto.
El silencio reino nuevamente en la habitación.

- Kageyama - interrumpió el profesor - Tus padres te están esperando afuera, te dejarán faltar el día de hoy a la escuela -.

El azabache se tensó al escucharlo. Comenzó a apretar sus puños, formando una mueca en su rostro. No se quería separar del peli naranja.
Ukai vió aquella acción y volvió a hablar.

- Lo prometiste. Además, te haría bien darte un baño y cambiarte esa ropa manchada - miró de reojo la remera cubierta de sangre seca.

El profesor se acercó y lo tomó por los hombros para llevarlo a la puerta.

- Vamos -.

Kageyama a la salida del hospital se reencontró con sus padres que estaban impactados por ver a su hijo en tal estado. Ambos corrieron para abrazarlo fuertemente, mientras a la madre del más alto se le escapaban unas lágrimas. Le realizaron muchas preguntas que cualquier padre preocupado haría, pero este ni siquiera se inmutaba, solo tenía la mirada perdida.

Comenzó a marcar el numero para realizar la llamada y esperó hasta ser atendido. No estaba seguro de si le responderían, ya que era algo temprano. Hasta que sorprendentemente le respondieron.