002

152 14 1
                                    

-¡No hagas como si te importara!

Tomó las llaves de su coche, no aguantaba el dolor en su pecho.

-¿Qué vas a saber tu de perder a la persona que amas?

Todos salieron de la cocina en busca de aquellos estruendosos gritos.

-No, nunca he perdido a alguien con tanto valor. Pero tu padre y Mía si. Todos estamos destrozados por lo que a pasado, Jin era como mi propio hijo.

-Entonces, ¿Con qué argumentos vienen y me dice que debo y no debo hacer?.

-Solo lo decimos por que queremos lo mejor para ti, Mía perdió a su hermano y...

-Y yo al amor de mi vida, perdi al único ser que me dio luz cuando estaba a oscuras, a la persona que me entendió y me amo en mis mejores y peores momentos, al ser que sin importar que, limpia mis lágrimas y aguantaba mis lloriqueos.

Cuando inicio a llorar todos se pusieron alerta.

-No me toquen.

Se hecho hacia tras cuando todos se pusieron en movimiento para abrazarla.

-No me toquen.

Salió por la puerta principal y puso en marcha su auto en cuanto subió, limpiaba sus lágrimas como podía mientras nanejaba.

Para en un semáforo en rojo, se recargo en la ventana abierta del auto, miro por el retrovisor y miro un carro negro detras de ella, sospechoso.

Dio vuelta en la intersección solo para sacar el pensamiento bajo de su mente, ese presentimiento.

Me esta siguiendo.

Siguió y aumento la velocidad un poco, pero a lo lejos miro el auto girando en la misma intersección.

Iría aún lugar que solo ella conocía, un lugar lejos para saber si de verdad la seguían.

Paso por la carretera libre, para llegar a su destino, no tenía nada en el auto solo un pequeño nevero con una botella de agua y unas latas de refresco.

Aumento rápido la velocidad e iba sola por la carretera hasta que divisó de nuevo el auto negro, paro en medio de la nada en una pequeña gasolinera, tenía tanque lleno pero paro a la tienda de auto servicio.

Bajo del coche después de aparcar lo en el pequeño estacionamiento y entró a la tienda ante la mirada de la joven cajeta.

Paso por la sección de botanas y tomó más de cinco paquetes grandes de mi marca favorita. Tono unas cuantas latas de arizona y unos cuantos paquetes de dulces.

Por el ventanal del local pudo divisar el auto que hace poco la seguia, tomo unos packs de cerveza y seguío hasta la caja registradora, donde una chica con una radiante sonrisa la estaba esperando al otro lado de la barra de cristal.

-¿Sería todo señorita?

Lo pensó por unos segundos.

-Dos paquetes de cigarrillos.

-¿Sabor?

-Cereza.

-¿Tabaco? Crei que ya lo habías dejado.

La chica brinco en su lugar por escuchar aquella voz tan gruesa.

Se dio la vuelta encontrándose con unas pecas familiares.

-Felix...

-Hola princesa.

«Princesa».

Lo que fue de ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora