TEN

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La consciencia de YoonGi debía estar vagando en las profundidades de la su conciencia desde hace un buen rato, él mismo sabía que lo estaba alrededor de su visión no era más que el reflejo de un sueño.

Era un poco extraño tener las acciones del control de su sueño. Aunque estaba más curioso que asustado.

Todo era muy claro y se sentía tan vivido, podía ver el sol primaveral con sus rayos claros impactar en las flores coloridas. El caluroso ambiente estaba sobre su piel y el fresco del día. Todos los vellos de su cuerpo se erizaron cuando una brisa fresca acarició el prado, la hierba verde y elevada que crecía también se sacudió.

En verano, en un campo infinito.

A cualquier orilla del lugar donde sus ojos se posaran no encontraban más que interminable y alto pastizal.

—YoonGi. —Dijo alguien y de inmediato él estaba alerta. Entre el césped salvaje que llegaba gran parte más arriba de su rodilla sintió que el lugar era demasiado grande — YoonGi.

Insistió la voz, en algún lugar de la lejanía. YoonGi no se sentía capaz de encontrar al dueño de esa voz tan quedita y pequeña.

El viento volvió a soplar en dirección al sur.

—¿Dónde estás? —Preguntó, tratando de atrapar cualquier movimiento dentro de la maleza.

—YoonGi —llamó de vuelta. YoonGi la siguió, cerrando los ojos para centrarse únicamente en su sentido de audición— date prisa. YoonGi, YoonGi.

En las raíces de un árbol seco, uno que parecía vagamente familiar para 093, de alguna manera lejana sentía que ese sitio le era bastante conocido en algún lugar de su memoria.

—Ya estoy aquí. —Anunció en voz alta, esperando con mucha impaciencia una respuesta. Sólo un poco más, entonces podría encontrar quien lo llamaba con tanta fuerza.

—YoonGi.

Con un suspiro de alivio atrapado entre sus labios, YoonGi se abrió paso entre el césped con más insistencia. Arrastró sus rodillas hasta el árbol.

Entre sus raíces frondosas, un pequeño niño de melena rubia lloraba. Abrazando sus rodillas y su cuerpo diminuto se sacudía al ritmo de su llanto.

—YoonGi. —Dijo una vez más, aplastando su rostro entre sus piernas.

—Ya estoy aquí —Se inclinó sobre sus rodillas, arrastrándose junto la figura. Pronto, dos ojos de pupila roja se asomaron entre el fleco de cabello dorado, observándolo con terror. Sabía de quien eran esos preciosos ojos, pero no entendía el motivo por el que su mirada era así— ¿JiMin?

JiMin empujó su cuerpo hacia atrás con una fuerza enorme. Su espalda de niño se aplastó contra la corteza del árbol. YoonGi lo miró cauteloso, estirando su mano para intentar acariciarlo como de costumbre, pensando que con eso podría calmarse pero el niño pataleó tan pronto sus dedos intentaron rozaron su ropa.

Estaba usando la ropa del Garden, la bata de mangas cortas que terminaba de largo hasta sus pies con franjas de color naranja sobre sus hombros. Su cuello apretado por la gargantilla metálica de seguridad, dónde los aprendices a parásito mantenían su código escrito en la parte trasera. De esa forma los adultos podían leer el código prácticamente cada vez que fuese necesario. Sólo bastante con tomar a los niños del cuello.

—¡No, no, no! —Se sacudió violentamente como si estuviera recibiendo un choque eléctrico. YoonGi tan asustado intentó tomarlo de la pantorrilla para suavizarlo. El niño sólo se agitó con más fuerza, luchando contra su toque— ¡Vete, muere! ¡Muere!

Kiss of Death [JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora