Karla

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No paraba de mirar a mi esposa mientras tecleaba en la laptop sin siquiera despegar su mirada de la maldita pantalla

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No paraba de mirar a mi esposa mientras tecleaba en la laptop sin siquiera despegar su mirada de la maldita pantalla. Hacía tiempo que todas las noches se dedicaba solo a esto y ni siquiera tenía tiempo para mí, iba de nuestros hijos al portátil y del portátil a la cama, hasta Tarzán pasaba más tiempo con ella que yo.

Eso era lo que pasaba cuando Karla tomaba el control. Y yo no me llevaba muy bien con Karla.

Sonará un poco extraño a simple vista, pero yo y Camila tenemos algo en común, ambas somos escritoras, bajo los seudónimos de Karla Estrabao y Michelle Morgado hemos llegado a estar en la lista de los Best Sellers. Cuando yo escribía era Michelle, Lauren no existía, solo Michelle la escritora de novelas trágicas con personajes decadentes que poco a poco terminaban deshumanizados o consumidos en una realidad distorsionada y distante. El problema: cuando Camila se sentaba frente al portátil era entonces Karla, la escritora de novelas eróticas, caracterizadas por mundos demasiado pasionales, con personajes que se movían por el deseo sexual y que tenían vidas un poco comunes y estereotipadas, la mayoría de las ocaciones el erotismo terminaba en una historia sentimental demasiado intensa como para ser siquiera vivida.

Y no es que yo no amara a mi esposa, todo lo contrario, amo a Camila con locura, mi problema es con la otra, la pasional y sexualizada que se apoderaba de ella y no la dejaba hasta que había agotado toda su energía.

Por eso debía poner los puntos sobre las íes o si no, no solo iba a terminar divorciándome de Camila, también de Karla, porque yo con ella no podía seguir viviendo. Tenía que despertar a la vieja Camila.

—Camz cariño— susurro a sus espaldas provocativamente, al ver que ni siquiera reacciona ruedo los ojos, lo había olvidado— Karla, bebé.

Comienzo a besar su cuello, ambas estamos acostadas en la cama solo que ella tiene el portátil en sus piernas, veo como se estremece pero no despega la mirada, paso la lengua por su cuello.

—Te necesito ahora

Se muerde los labios ante mi murmullo suplicante que casi suena a gemido.

—Lau, estoy ocupada— me responde mientras sigue tecleando algo que ni siquiera me digno a leer, siempre he detestado sus novelas, y siempre se lo he dejado en claro, no es que estén mal, ella es realmente talentosa, solo odio que todo gire alrededor del sexo, no le encuentro sentido.

—Ese es el problema Karla, que siempre estás ocupada— sus dedos dejan de teclear y se queda un momento en silencio.

—Lau, solo espera a que termine con esto y puedes estar segura que voy a estar para ti toda la noche si quieres— resoplo molesta mientras veo como tranquilamente regresa a su trabajo.

—No te preocupes, ya perdí el deseo, voy a dormir y cuando Camila regrese me avisas.

Muchos se preguntarán el porqué me casé con una mujer mientras que detesto a la otra, la respuesta es simple: yo amaba a Karla hasta que ella comenzó a tomar el control sobre Camila y entonces yo solo era la esposa de la escritora, que describía más sexo del que tenía, y no es que solo me importara eso, es que simplemente ni siquiera tenía tiempo para pasar un buen rato con la mujer que amo lejos de verla teclear como una maniática.

She loves control~Camren One Shots HOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora