Sus ojos.

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Hisui suspiró casi dormitando. Él y el resto de los cazadores de demonios se habían quedado en la choza de la anciana Kaede por la advertencia de un demonio come humanos.
El fuego era apacible, las llamas iluminaban el interior.

Su tío Kohaku se había quedado dormido al igual que los demás, la misma Kaede no se preocupó por el peligro del demonio así que se echó a dormir.

Únicamente Setsuna mantenía los ojos abiertos, únicamente Setsuna percibía las corrientes cambiantes del aire , el aroma de los demonios y la energía vil que las apariciones emanaban.

Kirara, en su estado pequeño, encontró un lugar en el regazo de la pelinegra para dormir apaciblemente.

Aunque Sango era su verdadera dueña cuidar de Hisui era una tarea heredada al adorable gato demonio.

Y allí estaba ella, con su eterna naginata en mano, la piel blanca del dios-demonio perro envolvía parte de la armadura que le habían mandado hacer.
Un mechón carmesí adornando una coleta de largor considerable.
Los ojos, los ojos de Setsuna eran dos refulgentes amatistas que jamás se apagaban.

Aunque algunas veces Hisui sentía cierto tipo de temor o cuidado hacia la princesa mitad demonio otra parte de él se alegraba al tenerla cerca, de saber que era cuidado por ella.

Una niña de catorce años cambió su manera de ver el mundo, su manera de cazar demonios y por sobre todo... Su manera de sentir.

En la carrera de exterminadores los sentimientos eran asuntos que podían esperar.

Ahora los sentimientos del joven exterminador... Se veían mezcladas.

Ni él ni su tío, ni la anciana Kaede podían predecir a semejante chica.

Su habilidad la hizo única, sus movimientos seguros una exterminadora perfecta.

El corte de las golondrinas era un movimiento difícil de manejar que ella en pocos meses consiguió.

Sus ojos de nuevo brillaron, esta vez, para observarlo.

Los orbes púrpuras de la princesa se tornaron en dos pétalos helados de violetas silvestres.

Una flor forjada en hierro.

Hisui la observó una última vez no sin antes percibir su sueño ganándole a la vigilia.
Antes de ser capturado por el cansancio sus labios se movieron involuntariamente para pronunciar el nombre de la chica.

—Setsuna...— susurró el castaño antes de caer dormido.

La ojipurpura lo observó sorprendida. Quizás se había olvidado de alguna cosa, quizás eran detalles del trabajo.
Lo real era que ya estaba inconsciente, se había quedado dormido contra la pared de la choza a la par de sus compañeros.

La muchacha sonrió en secreto al ver al grupo dormitando.

Sus sueños se habían marchado hace mucho.

Tenía la certeza de que jamás los recuperaría y estaba bien con eso.
Gracias a ello el trabajo no era tan agotador ni debía distraerse.
El fuego lentamente se apagaba para convertirse en virutas ardientes.

Hisui soñó, no cualquier tipo de sueño.

>•>••<•<

Hisui se hallaba en el puente de cerezos que conectaba el pueblo más cercano a la aldea de Kaede.
El agua pura del río corría a gran velocidad mientras el sol reflectaba los pequeños brillos en la superficie.
Kirara se asomaba en su forma pequeña hasta Hisui quien esperaba por la pequeña de varias colas.

El hechizo tardío. [Setsui - Hisui x Setsuna] (Terminada)Where stories live. Discover now