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•Créditos a: nctream en Tumblr. •Género: Fluff.
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[8:45 AM] No estabas planeando nada para esa Navidad, tu vida ese año había sido un desastre. El trabajo había sido agotador, los estudios habían absorbido toda la vida de tu cuerpo y te sentías como si hubieras perdido mucho.
Sabías que no eras la única que la estaba pasando mal. Caminaste por el aeropuerto con el corazón apesadumbrado, nunca habías visto el lugar tan vacío durante las vacaciones. La gente había perdido la voluntad de volver con sus familias, algunos no tenían dinero, otros tenían demasiado miedo de traer la desgracia con ellos.
"Es una ciudad fantasma", tarareaba alguien, rascándose un dedo en la nariz cubierta por una máscara. Giraste la cabeza hacia un lado, notando a un chico delgado y no tan alto sentado a un par de sillas de ti. Sus piernas eran largas y su cabello del tono más oscuro de negro.
"Todo el mundo tiene miedo de irse", se encogió de hombros, enviándole una amable sonrisa que una vez más permaneció oculta a sus ojos. Ten asintió, mirando de nuevo a su teléfono.
Ten tampoco estaba planeando nada para esa Navidad, su vida ese año había sido un desastre. Cuando su hermana le sugirió por primera vez que se uniera a ella para las vacaciones, no estaba muy seguro de ello, pero la idea de pasar un tiempo con su familia durante el último día del año era más atractiva que la idea de quedarse todos. Solo.
"¿Regresando a casa?" preguntó de repente, arrugando los lados de sus ojos con ternura. Te veías tan pequeña con tu gran abrigo que se preguntó si tú también habías tenido el año más terrible de tu vida.
Tu expresión cansada lo hacía parecer.
La pregunta te pilló desprevenida e hizo que tus ojos se congelaran. Ni siquiera debería haber sido una pregunta tan impactante, ¿qué podría estar haciendo una persona solitaria en el aeropuerto, esperando un avión dos días antes de Navidad?
Te encogiste de hombros y le devolviste la mirada; no eras del tipo que aprecia la belleza, especialmente porque no prestabas atención a las miradas de otras personas, pero la desconocida del aeropuerto se veía mucho más bonita que cualquier otra persona a la que hayas visto durante todo el año.
“Podrías decirlo”, apenas susurraste, mirando tus dedos. Sus nudillos se estaban rompiendo bajo el frío penetrante y el desinfectante de manos que tenía que rociar en cada parada solo lo empeoraba. "¿Eres tú?"
Ten se mordió el labio inferior, los ojos abandonaron tu rostro. Sus manos también se estaban rompiendo, pero no estaba lo suficientemente cerca para saber que ustedes tenían tantas cosas en común. Era una ley silenciosa, que se aplicaba a los extraños: podrías haber estado hablando con tu alma gemela, pero la distancia te retuvo como rehén.
El chico se encogió de hombros, "Podrías decirlo".
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