La noche transcurrió tranquila, Yukhei como siempre, se escabulló al cuarto de su pareja, llevándose un par de ropas antes de salir de su habitación.
Para este momento Yangyang fingía estar durmiendo, aunque bueno, solo estaba esperando a que se fuera y jugar un rato en la computadora.
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A la mañana siguiente todo mundo en el dormitorio vió a Lucas salir de la habitación de Sicheng, inclusive Kun y Renjun quienes habían decidido desayunar en aquel piso. El mayor salió como si nada, ni siquiera le importó la cara de asombro de Yangyang y las pequeñas burlas de Kun.
— Lucas, tienes un piquete de mosquito en el cuello —Dijo el mayor susurrando, Renjun comenzó a reír bajo con aquello.
— Yo tengo un repelente en mi habitación —Comentó Ren para después tomar de su jugo.
El más alto se rió sarcástico, escuchando las risas de sus compañeros mientras que preparaba su primer café del día. Era un hecho que todo el grupo sabía que los dos dormían juntos, inclusive Chenle quien se enteró gracias a Yangyang el día anterior; pero nadie en realidad pensaba que ambos tuvieran algo serio.
Solamente era Hendery quien tenía la teoría sobre que estos dos salían, aunque de ahí en fuera, a nadie se le ocurrió.
— ¡Buenos días! —Dijo Sicheng mientras que estiraba sus brazos. Todos rieron admirando lo bien que descansó.
De inmediato se posó detrás del más alto, abrazándolo por la espalda y dejando un besito en su cuello.
— ¡Eww! No aquí —Ten dijo poniendo una cara de asco.— No queremos ver cómo el mosquito te come, ¡Estamos desayunando!
— Hay menores —Continuó Kun tapándole los ojos a Renjun.
— ¡Oye, yo ya tengo veinte! —El menor le contestó, aunque en este momento todos estaban
A los dos ni siquiera les importó y por consecuente, Lucas besó sus labios suavemente. Los otros tres chicos, a excepción de Ten que se le hacía ya un tanto normal, estaban anonadados al verlos tratarse con tanto cariño.
— ¿U-ustedes son... pareja? —Yangyang se atrevió a preguntar.
— Creí que ya todos sabían de eso —Winwin rió suave mientras que tomaba la mano del más alto.
— Bueno, ¿qué más podemos hacer? —Comenzó Ten, haciendo que todos lo miraran.— Son solo dos mosquitos enamorados.
