33.

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Capítulo 33: Toda la Verdad.

Después de la conversación entre Fleur y Molly, entraron a la enfermería Harry y Ginny.

El chico se encargó de explicar cómo había muerto Dumbledore, ya que él lo había presenciado, pero Alexandra no le prestaba atención.

Pasados unos minutos, Alexandra no podía dejar de mirar a un punto fijo, pensando en todo lo que había sucedido recientemente.

Tenían que buscar y destruir los Horrocruxes para acabar con Voldemort, Hogwarts ya no era un lugar seguro.

Tras un buen rato mirando al mismo sitio, se centró en la conversación que estaban teniendo Remus y Tonks.

-Ella todavía quiere casarse con él.- Dijo la metamorfomaga, refiriéndose a Fleur. -¡Aún cuando ha sido mordido! A ella no le importa.

Tonks estaba completamente furiosa mientras le decía aquellas palabras a Remus.

-Es distinto, Bill no será un hombre lobo por completo.

-Pero a mí eso no me importa, ¡no me importa!- Dijo Tonks, tomando la túnica de Lupin y sacudiéndolo. -Te lo he dicho muchas veces.

-Y yo te lo he dicho un millón de veces.- Dijo Lupin mirando al suelo. -Soy muy viejo, muy pobre, muy... peligroso.

-He dicho todo este tiempo que estás tomando una postura ridícula en este asunto.- Habló Arthur.

-No estoy siendo ridículo. Tonks se merece a alguien joven y completo, se merece a alguien mejor...- Dijo con pena.

-Pero ella te ama a ti, Remus.- Dijo el señor Weasley. -Y después de todo, los hombres jóvenes y completos no necesariamente permanecen así.

-Este no es momento para discutirlo.

Alexandra dejó de escuchar la conversación y volvió a centrarse en aquel punto fijo que no dejaba de mirar.

De repente notó que unas manos se posicionaron sobre sus hombros, haciendo así que ella se asustara.

-Tranquila, soy yo.

Fred se sentó frente a ella y agarró sus manos, para después acariciarlas.

-Llevas media hora mirando a la nada. ¿Te encuentras bien?

Después de muchos meses Alexandra sintió un escalofrío al volver a sentir su tacto.

Por un momento sintió como si el tiempo no hubiera pasado, como si todo siguiera igual que el año anterior, como si siguieran juntos.

Ella se atrevió a mirarle a los ojos y negó con la cabeza.

-No, Fred. No estoy bien.

-Ven. Vamos a dar una vuelta y así te despejas.

Fred levantó a Alexandra al tirar de su mano, y ambos salieron de la enfermería ante la atenta mirada de todas las personas que estaban con ellos.

Esquivando los escombros que estaban en los pasillos por los duelos que se habían realizado hace escasos minutos, llegaron a los terrenos de Hogwarts.

Ambos se sentaron en el césped a pocos metros de lo que en algún momento fue el hogar de Hagrid.

Al principio ninguno de los dos dijo nada hasta que la chica tomó la iniciativa.

-¿Cómo lleváis George y tú Sortilegios Weasley?

-De maravilla. Los artilugios saltaclases se acaban cada vez que los reponemos, son los más vendidos.

-Me alegro mucho por vosotros, de verdad.- Murmuró con una sonrisa sincera.

-¿Y tú cómo has llevado tu sexto año en Hogwarts?

-No lo sé. Ha sido un año demasiado... raro.

-Claro. Eso es porque ha sido el primer año que George y yo no hemos estado contigo.

-¿Qué?- Preguntó sorprendida.

-Nadie se ha encargado de hacerte reír como yo lo hacía.- Dijo, para después hacer una pausa. -Dime la verdad, ¿hasta cuándo vas a hacer como que tú y yo no tenemos un pasado en común?

Tras decir eso, Fred se giró para mirarla, la chica estaba completamente paralizada.

-Fred...- Dijo en un susurro.

-¿Hasta cuando vas a hacer como que tú y yo no hemos salido juntos, rojiza?

El pelirrojo agarró su mano y la entrelazó con la suya.

Los ojos de Alexandra se empezaron a cristalizar al escuchar el apodo con el que siempre la llamaba.

-Me acuerdo de absolutamente todo. Sólo hay una cosa que no entiendo. ¿Por qué lo hiciste?- Preguntó Fred con tristeza.

-Para que no estuvieras en peligro. Para que pudieras ser feliz de una vez por todas.- Contestó. -Jamás podré perdonarme lo que te ha pasado. Nunca seré capaz de hacerlo.

-Yo solo soy feliz si tú estás a mi lado, Alex.

La chica se abalanzó sobre él para abrazarle y enseguida comenzó a llorar silenciosamente en su hombro.

Después de unos instantes Fred finalizó el abrazo al envolver la cara de Alexandra con sus manos.

Con los pulgares limpió sus lágrimas y finalmente, la besó.

Fue un beso cálido y dulce, un beso perfecto para olvidar el tiempo que habían pasado el uno sin el otro.

Fred pudo notar la sonrisa de Alexandra entre cada beso, y eso le encantaba.

Ambos se separaron escasos centímetros y juntaron sus frentes.

-Pensaba que no me recordabas.- Susurró ella.

-Y no te recordaba. Pensaba que eras una chica más, la mejor amiga de Ginny, pero poco a poco recordaba pequeños momentos cuando George me hablaba de ti. Además, cuando volvisteis a Hogwarts le insistí a Ron que me contara algo más sobre ti, y al principio se negaba, pero cuando le llegaron lechuzas día sí y día también aceptó a cambio de que le dejara en paz.

-Pobre Ron.- Dijo entre pequeñas carcajadas. -Qué callado se lo tenía...

-Yo nunca podría olvidarte, rojiza. Para eso hace falta mucho más que un hechizo desmemorizante.- Susurró Fred en su oído. -Siempre juntos, ¿recuerdas?

Pequeña Granger || Fred Weasley.Where stories live. Discover now