22- Casi como antes

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El sol volvió a subir y ya comenzaba un nuevo día, Joy despertó en su cama y llamó a Alfred para que la ayudara a levantarse.

Alfred se presentó en menos de un minuto y la sentó en la silla de ruedas.

Alfred: Buenos días, señorita Joy

Joy: Buenos días, Alfred

Alfred: El desayuno ya está listo, una tarta de fresa justo como le gusta

Joy: ¡Suena delicioso!

Alfred: Me alegra escuchar eso

Alfred caminó detrás de la rubia para empujar su silla de ruedas, pero ella lo detuvo.

Joy: Espera, quiero intentar caminar

Alfred: Pero la doctora dijo...

Joy: Por favor, déjame intentarlo dijo mirando con tristeza

Alfred: Está bien, señorita Joy

Alfred se apartó un poco, mientras Joy se ayudaba de sus brazos, se logró parar durante unos segundos, pero se cayó.

Alfred: ¡¿Estás bien?! Dijo ayudándola

Joy: Si, solo fue una caída

Alfred: No fue una buena idea dejarla hacer eso

Joy: En la vida cuando te caes, debes volver a levantarte e intentarlo nuevamente sonrió

El mayordomo cargó a la rubia hasta el primer piso y la sentó en una de las sillas para que pudieran desayunar, mientras que el bajaba la silla de ruedas.

Joy prendió la televisión para poder entretenerse mientras terminaba su desayuno, luego miró fijamente a su mayordomo.

Joy: ¿Alfred, como era mi vida antes del accidente? No recuerdo mucho...

Alfred: Era... Normal dijo apartando la mirada

Joy: ¿Tenía más o menos amigos que ahora?

Alfred: Tenías un mejor amigo sonrió

Joy: ¿El de cabello turquesa?

Alfred: No, era otro, eran inseparables

Joy: ¿Y si éramos inseparables por qué lo olvidé? Preguntó triste

Alfred: Lo siento, su padre me dijo que no podía hablar sobre el tema de su memoria...

Joy: Solo quisiera recordar un poco

Alfred: Debería apurarse, falta poco para sus clases

Joy: Tienes razón

Luego de unos minutos, la rubia terminó su desayuno y se cambió, aunque cambiarse de ropa era lo más complicado de todo.

Finalmente Alfred cargó a la rubia hasta la limusina y fueron en dirección a la HS.

La rubia estaba aburrida, por lo que decidió mirar por la ventana y pudo ver al castaño que tanto le hablaba, tenía recuerdos casi nulos de esa persona ¿Quien era el? La limusina siguió en movimiento y pronto llegaron, por lo que Alfred la llevó hasta su salón sentada en su silla de ruedas.

Meg: Buenos días, Joy

Joy: Holiii

Bon: ¿Que tal te fue ayer?

Joy: ¿Ayer?

Meg: Ya sabes... Tu rehabilitación

Joy: ¡Verdad! Fue un poco estresante porque la doctora quería que me sostuviera de unos tubos mientras intentaba caminar, pero es muy complicado

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