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-¡Estoy en casa, Lisa! -gritaba Jennie, mientras colgaba su abrigo en el perchero, caminando unos pocos pasos para ser recibida por el fresco aroma a perfume francés y flores recién cortadas. A diferencia de la casa que compartía con su esposa, la casa de Lisa no tenía juguetes esparcidos por todo el piso.

-Cariño -la tailandesa se apresuraba a terminar de retocar sus uñas para correr hasta los brazos de la mayor- ¿Cómo te fue hoy? -preguntó cuando se separó del abrazo, mientras miraba a Jennie con cierta ternura en sus ojos. Sus manos aún sostenían los delgados brazos de Jennie, apretándolos de una manera sutil para que la mayor no se apartara.

-Bien. Lo malo es que hoy no podré estar contigo por mucho tiempo, Lisa -formó un infantil puchero, pasando su mano sobre el cabello de Lisa.

-Sabes que no tengo problemas con eso. Me conformo con verte sólo cinco minutos al día si es posible -sonrió, cayendo nuevamente a los brazos de la mayor.

...

-Tengo que irme, Lalisa -habló Jennie, su tono rudo confundió un poco a Lisa. Se levantó de la mesa sin siquiera mirar a la menor.

-Pero... Ni siquiera haz acabado de comer lo que te preparé -copió los movimientos de Jennie, siguiendola hasta la entrada. La miraba con una ingenua sonrisa, la ingenua sonrisa de una jóven adulta de 25 años, rogándole a una mujer mayor.

La coreana bufó y reviró los ojos.

-Sabes que no me gusta cuando te pones de intensa -suspiró. Al ver la reacción de tristeza en el rostro de Lisa, sonrió y la tomó de los brazos, dejando un beso en su frente, para después mirarla a los ojos-. Mañana vendré, le inventaré algo a Jisoo, así podremos estar todo el día juntas.

A Lisa no le quedó nada más, mas que sonreír débilmente y asentir.

-Nos vemos mañana entonces... -dijo, casi en un susurro.

-Te amo mucho -le respondió Jennie, tomándola de las mejillas y dejando un beso en sus labios. Salió al fin de aquella casa, dejando a Lisa sola, triste y con demasiada comida que seguramente tendrá que donar a algún lugar.

-Yo... También -respondió cuando vió a la mayor irse en su carro. Dejó caer sus brazos y regresó a la mesa.

Hace 6 años que conocía a Jennie Kim, una mujer de 36 años, casada hace 9 años con Kim Jisoo, su esposa.

Desde siempre Jennie ha sido así de reservada y orgullosa.

Lisa no hacía nada, ella sabía que estaba mal, pero también sabía que el matrimonio de Jennie y Jisoo siempre ha estado por la borda, sólo que no se separaban porque eran la pareja ejemplar del vecindario.

Además, Lisa estaba completamente enamorada de ella, tenía tan solo 25, pero en verdad sentía que lo estaba.

La primera vez que la vió Jennie estaba dando un paseo por el parque con Jisoo. Ambas cruzaron miradas esa vez, quedando Lisa completamente enamorada de ella y Jennie quedando asombrada por la bella juventud de la tailandesa.

Desde ese momento comenzaron a verse, primero como amigas, Jennie había visto en ella alguien con quien podía confiar y decirle lo que en verdad pasaba.

Formando así una relación algo tóxica.

Y siempre que Jennie llamaba, Lisa siempre se encontrará esperándola.

Pero aún con eso, Lisa no se sentía tan conforme con ser "la otra mujer", o mejor conocida como "la amante". Sabía que aunque Jennie la visitara todos los días, pasaría su vida sola y nunca podrá mantener a su amor a un lado.

Porque cada noche siempre lloraba hasta quedarse dormida, ella, la otra mujer.

the other woman | chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora