Capitulo 1 - Parte I

23 2 2
                                    


"Joven, Joven despierte ya hemos aterrizado" escuche una voz incipiente y repitiente que me despierta de mi letargo.

"Eh quien, ¿Qué paso?" respondo con duda de un lado a otro buscando el culpable de mi nauseabundo despertar.

"Joven ya acabamos de aterrizar" justo al lado de mi cabeza encontré a una mujer sobre cargo con tan poco agrado como su voz.

"Ah cierto ya voy" Respondí de manera cansada a la poca atractiva azafata que termino yéndose con una cara de disguste, muchas veces me hago constantes preguntas que no he logrado responder con total claridad tales como ¿Por qué el mundo es tan cruel?, ¿Por qué las personas no creen que lo que es verdad pero si creen lo que no es verdadero?, ¿Por qué la fascinación de matarse por cosas sin sentido? Y en este instante es ¿Por qué en las películas demuestran a estas mujeres como si tuvieran cuerpo de modelos?, la mejor que podría nombrar es a una hermosa señora que rondaba por los 50 años y que seguramente debió ser el anhelo de cientos de hombres cuando estaba en su juventud.

Después de bajarme pude contemplar el pequeño aeropuerto de una ciudad que no importa cuántas veces piense ¿Cómo es que todavía existe tal ciudad con tan nulo mercado? Lo poco que sabía de este pueblo es que estaba en una zona inhóspita de Rusia donde la temperatura media era de -8 grados, si los vikingos existieran hoy en día verían este lugar como el infierno que tanto temían.

Una vez que he salido del aeropuerto puedo contemplar el pequeño poblado en todo su esplendor, solo existía una forma de expresarlo en su totalidad "Deprimente" en toda su totalidad hasta podría parecer que era un pueblo fantasma, detalle que me agrada y me parecía esplendido para mi investigación, después de contemplar el poblado, exhorto estas palabras en voz baja "Gordo Mckenzie te has lucido, cuando vuelva te comprare un pastel de profiteroles", palabras dirigidas a mi perezoso asistente que constantemente me deja en duda sus habilidades.

Una vez termino de dar mis gratas palabras a mi asistente y al poblado fantasmagórico, tome mi pequeño equipaje y me embarque en mi viaje buscando el bar local para continuar mi investigación.

Después de caminar por unos cuantos minutos y contemplar las casas desechas o abandonadas me encuentro con lo que parecía un pequeño bar que fuese a caer con el tan solo posarme en sus paredes, lo que me trae la duda de que si estará habitado este pueblo si acaso, acaso mi perezoso ayudante me ha llevado a un paraje sin vida alguna, con algo de valentía y poco cerebro decido abrir la puerta del local y esperar que en el intento esta no se callera toda la edificación.

"Pero que tenemos aquí" en el instante que entro en el pequeño bar, hablo un hombre pequeño bastante impertinente que no espero que al menos me sentara para comenzar a soltar sus palabras con poco pensamiento.

"Cierra la boca o me tomare tu cerveza" le recrimino un hombre descomunalmente grande y peludo, podría decir que dicho hombre media más de 2 metros, mientras que su compañero enano podría medir menos de 1,25 centímetros.

"Ni te atrevas viejo barbudo, le pegaras tus pelos de hombre lobo" le grito el viejo pequeño en un intento de evitar que le quitasen su bebida.

Después de recibir las palabras de su compañero de bar este acerca su mano hasta el sombrero del viejo impertinente, demostrando así que este poseía una reluciente calva "Al menos yo tengo pelo, JAJAJAJA!"

"Ya vas a ver hombre lobo" dichas acciones del gigante hicieron que se enfadara y soltara su cólera e iniciara una discusión mayor "Haber inténtalo y de un golpe te envió a Moscú , jajaja", pero antes de que dichos personajes comenzaran su divertida pelea con un claro ganador ambos fueron golpeados por un bastón fantasma que los dejo sin palabras "Ya déjense de bromas van asustar al forastero" le reprendió una señora que yacía junto a ellos en la misma mesa, dicha señora poseía un gran porte que podría intimidar los especímenes más salvajes dentro del reino humana como el animal, además de también poseer unos encantadores ojos de verde como los de unas esmeraldas los cuales utilizaba para escudriñar todo mi ser, seguramente con interés por una cara nueva.

Tulipán Rojo - Lo que nunca habrá de Borrarse.Where stories live. Discover now