Prólogo

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Si no habéis captado su atención desde el primer momento, ¿cómo vais a conservarla?

Prólogo íntegro de Los consejos de Sir Kim KiBum,

Publicados en 1802

Como él había imaginado y esperado, el vestíbulo estaba a rebosar de personas ataviadas con sus mejores galas, que revoloteaban como aves luciendo su más brillante plumaje

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Como él había imaginado y esperado, el vestíbulo estaba a rebosar de personas ataviadas con sus mejores galas, que revoloteaban como aves luciendo su más brillante plumaje. Minho de Bang, dejó que su marido le retirara con delicadeza la capa de terciopelo de los hombros, y siguió dándole la espalda a propósito mientras sonreía y saludaba a diversos conocidos entre el gentío. Él entregó la prenda al encargado del guardarropa y se puso a charlar con lord Shownu,un viejo amigo, mientras él esperaba estratégicamente sin darse la vuelta.

Ese era el primer paso de un plan que, desde luego, esperaba que funcionase, porque se sentía muy expuesto.

Muy, muy expuesto.

Christopher terminó de hablar, lo cogió del brazo y, por suerte, dirigió la mirada a la multitud, buscando un resquicio para abrirse camino hasta su palco privado.

-Por aquí, querido. Me parece que podremos colarnos por donde está el conde de Makpo.

-No conozco al joven que le acompaña -murmuró él, fijándose en el llamativo cabello y la figura exuberante del jovencito -Dios santo, si tiene edad para ser su padre.

-Me parece que es su amante actual -dijo su marido con frialdad mientras avanzaban entre la muchedumbre. -Estoy convencido de que lo ha traído a la ópera solo para molestar a su esposo. La discreción nunca ha sido el punto fuerte de Jackson.

A Minho no le pasó inadvertido el tono de censura en la voz de su marido, pero al menos no iba dirigido contra él. Es decir, todavía no. En los tres meses que llevaban casados había aprendido que Christopher Bang, quinto duque de Racha, estaba en contra de exhibir en público la vida privada de cada uno.

Si tuviera una amante, seguro que no saldría con él, ni alardearía de su aventura ante toda la buena sociedad. Tampoco perjudicaría a su esposo, ni lo humillaría a sabiendas. Minho solo rogaba que él no tuviese un amante, y deseaba también que nunca sintiera la necesidad de tenerlo.

El lo cogió del brazo con ligereza y la condujo por la escalera alfombrada que subía hasta un elegante palco con vistas al centro del escenario. La gente se volvía al verles pasar, otros amigos les saludaron, y Minho se dio cuenta de que más de un caballero se entretenía en observarlo y que diversas personas arqueaban las cejas.

Bien. Al fin y al cabo deseaba impresionar, y esas prolongadas miradas masculinas indicaban que, sin duda, lo había conseguido.

Notó el momento en el que Christopher se percató del atuendo. Estaban en mitad de la escalera y él titubeó y tensó los dedos. Se quedó inmóvil con un pie en el siguiente escalón y los ojos fijos en su traje entallado.

ᒪᕮᑕᑕIOᑎᕮS ᗪᕮ SᕮᗪᑌᑕᑕIÓᑎ ( 𝐵𝑎𝑛𝑔ℎ𝑖𝑛𝑜)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن