La sorpresa

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Capítulo 9

La sorpresa

Después de la boda y de la hermosa noche que pasaron juntos, la princesa estaba feliz al igual que el joven. Ella vivió felizmente como una princesa humana y como esposa. Apoyó al príncipe en su trabajo, viajó por el mundo y vió océanos tachonados con destellos de zafiros, pastizales centellantes y auroras que se balanceaban como llamas embravecidas. Estaba viviendo como de verdad ella soñó, como de verdad quería y para su suerte la bestia no saldría para nada hasta el momento.

Alemania, Berlín
16:30

Enero 1791

Ambos estaban de viaje en Alemania. Había bastante frío y la nieve era exuberante. Ambos estaban dedicando su tiempo a algunos elementos sobre la realeza en cuanto a las relaciones entre ambas regiones, Canadá y Alemania. El príncipe, sabía varios idiomas, por lo cual le era fácil la comunicación. Sabía el inglés, que era su idioma natal, el alemán, el ruso, el francés y dominaba muy poco el español. Cuando niño su maestra le enseñó debido a que sabían que en algún momento llegaría a tener que trabajar con personas que hablaban otros idiomas.

Los príncipes estaban discutiendo la necesidad de las relaciones entre ambas regiones puesto que el príncipe de Alemania quería enriquecerse a costa de las riquezas que la realeza de Canadá había contruido con tanto esfuerzo y dedicación. El príncipe Philip estaba bastante molesto en como el alemán se refería solamente a su propio desarrollo y no quería cambiarlo nada más que por oro.

_Es de mucha importancia las relaciones entre nuestros paises príncipe Philip, me gustaría comprar con oro la mayoría de los bosques forestales que tanto desarrollo permite en su región_

El príncipe sin dar opinión alguna golpeó con el puño de su mano fuertemente la mesa donde ambos estaban, dejando un agujero que traspasaba la mesa. Con gran rabia y casi a gritos le respondió.

_¡No quiero negociar con usted, lo sentimos mucho nos vamos de aquí!_

La princesa que estaba a su lado le miraba bastante curiosa y detalladamente hasta notar los puños del chico bastante ensangrentados y con las uñas largas, o más bien garras. Abrió sus ojos como gigantes piedras preciosas y lo tomó de la mano.

_Tenemos que irnos de aquí, debemos volver_

Dejando casi con la palabra en la boca al alemán, salieron de allí para dirigirse al lugar donde estaban pasando las noches durante su estancia en dicha región.

Bastante agotados llegarían al lugar. Era una casa común de la época colonial. Los asientos bien adecuados a la época, pero no de tanto lujo. En el sofá se sentaría el joven príncipe que al colocar sus manos en su frente chocaría con algo. Se miraría al espejo nervioso hasta que se pudo ver.

_!Tengo cuernos!_

Ya estaban exuberantes, de un color azul bastante oscuro. Miraría sus manos las cuales tenían leves heridas.

_¡Tengo garras!_

Miraría a su chica nervioso y bastante asustado mientras podía observar como ella también tenía garras y cuernos, pero de color rojo. Abrió los ojos.

_¡Tu también! Puedo verte con rasgos de bestia amada mía, que antes no podía ver...¿Qué me pasa?_

Ella solo le miraba sorprendida y un poco confusa. Ella no sabía que estaba pasando. Pero...era raro como su chico si la reconocía ahora y los humanos no. ¿Como era posible esto? Ellos se conocieron de niños pero...si el era humano, era imposible que la viera así ya que estaba en forma de humana. ¿Qué estaba pasando?

La Bestia y el príncipe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora