Legendarios y Hadas - El Principio de las Hadas

Capítulo V - Encerrados

Daniel, seguía expectante por lo que le diría la abuela Alighieri, que aún seguía con el ritual. De repente el incienso que estaba vuelto humo, se convirtió en un líquido púrpura y espeso que cayó sobre las runas que había hecho la abuela en el piso. Esto sorprendió a Daniel, pero aún más a todos los Alighieri, quienes se miraban entre sí, atónitos porque nunca habían visto eso.
La abuela se paro en el centro del incienso, que rápidamente se convirtió en una masa homogénea, con tentáculos, uno tomó a Daniel por la frente, otro en el estómago y otros dos en cada una de sus piernas. Daniel gritaba de dolor -¡¿QUE ES ESTO?!, exclamaba desconsoladamente. Cuando de repente el Rojo del el Agua de volvió Púrpura, y Daniel se elevó en el cielo, brillando como el sol, al punto de que las gallinas de los establos empezaron a despertar porque pensaron que había amanecido.

- Lo tiene; dijo la abuela, mientras Daniel bajaba lentamente hasta posarse sobre el suelo con sus pies descalzos.

Toda la familia Alighieri lo miraba como si de un héroe se tratara. Estaban admirando a un Legendario con el don de la magia, no sabían qué hacer, ni qué decir. Simplemente, mantuvieron silencio, mientras Daniel, atónito, caminaba hacia el lúgubre castillo. 

Una vez dentro solo pensaba en como esa magia la podía llevar hasta Lauckravia para analizarla y reproducirla de manera segura, Estaba desconcertado, no sabía que hacer. Mientras tanto escuchó al fondo del castillo unas cadenas chirriando como un automóvil antiguo. En seguida se dirigió a lo profundo del castillo, allí vio una serie de cárceles que parecía, habían mantenido a personas presas hacía mucho tiempo. Pero las cadenas seguían chirriando, él sin ningún tipo de temor, siguió andando, hasta que de repente sus pies se paralizaron, no podía dar un solo paso, Intentaba hacer que se movieran con sus manos pero era imposible. Siguió intentando hasta que una Jaula cayo del altísimo techo de 21m de altura. una vez estuvo encerrado pudo moverse, pero no salir de esa Jaula, que ahora se movía en dirección a una de esas cárceles que él había visto, al llegar a la puerta de una de esas jaulas, intentó pasar por en medio de los barrotes que tenía la celda, pero fue en vano. Estaba encerrado. Empezó a dar gritos desgarradores pidiendo Auxilio que se llegaban a escuchar a Kilómetros, pero nadie le daba atención, pensando que se trataba de algún animal del espeso bosque. 

...

En Galápagos, Danielle y Greyse habían llegado un laboratorio que el Rey Perleem IV les había asignado por órdenes del emperador, (este laboratorio a su vez el Rey planeaba usarlo para destruir a los Artífices, luego de que estos lo ridiculizaran). Ellas, junto con todo su equipo, contemplaron admiradas Un salón tan grande como una piscina olímpica, lleno de artilugios científicos que el mismísimo emperador había ordenado darles. Estaban tan emocionados, que sin pensarlo dos veces, empezaron a examinar cada uno de los instrumentos que allí habían. Hasta que de improvisto, el teléfono de Greyse sonó, indicando que le había llegado un mensaje. Era Domenique, un Legendario Canino, muy amigo de las hermanas, que había llegado al Archipiélago a ayudarlas. Emocionada, dió un grito tal que todos la miraron desconcertados pensando que algo malo le había pasado. Hasta que, con voz alta y rimbombante dijo: -Domenique Santos está aquí. Al escuchar esto todos emocionados salieron del Laboratorio en dirección al Aeropuerto de Bultrode, lugar donde estaba el Legendario Canino.

Ésta era la oportunidad que Jalfran, el jefe de la guardia del Rey Perleem IV, había estado esperando para inmiscuirse en las actividades de los Legendarios artífice a los que el Rey les tenía tanta rabia. Él junto con su equipo de espías, altamente capacitados, entraron al el gran laboratorio, buscando entre las cosas de las mentes maestras del imperio. Parecía que No encontrarían nada comprometedor entre las cosas de los Legendarios Artífice. Hasta que Acuiles, un experto soldado del Rey Perleem IV, gritó emocionado -¡Lo Tengo! Había encontrado entre las cosas de Danielle Anfosti, quien compartía el liderazgo de la misión, unos bocetos de un extraño artefacto, el cual permitiría a los Legendarios poder cambiar su tipo, es decir, que si un Legendario Ave, no quería serlo más, pues simplemente usando el artefacto pasaría a ser un Felino, Canino, o incluso Artífice. 

Parecía que no tenía sentido esto, debido a que sus intenciones no parecían malas al maquetar este artefacto que aumentaría notablemente el desarrollo de los Legendarios. Pero, Jalfran al ver esto, planeó una jugada maestra. Él sabía que si no hacía que los artífices perdieran el favor del emperador, no iba a lograr mantener la cabeza sobre su cuello, el Rey ya se lo había advertido. Así que inmediatamente ordenó a todos los Guardias de la Realeza salir del laboratorio, al ver que ya venían cerca los miembros de la misión en búsqueda de la magia.

Los Legendarios Artífices, estaban más que contentos porque tenían con ellos a Domenique, un Legendario con habilidades olfativas sorprendentes, además de que era uno de sus mejores amigos. 

- ¡Al fin estas con nosotros!, decía con entusiasmo Greyse, (que en secreto estaba perdidamente enamorada de él)

- Sí! jejejejeje (rió seductor), al fin me dieron permiso de venir a apoyarlos. Dijo el Legendario de 2.3m de altura, ojos de color canela, rasgados, con un seño particular en la ceja derecha, Su piel lisa como el cristal, de un color blanco como la leche, de cuerpo altamente trabajado y cabello rubio. 

- Qué bueno que nos acompañes Domenique, dime ¿Que has hecho por tí en estos últimos años? - Dijo interesada Danielle.

- Bueno, he estado trabajando en varias cosas, justo hace dos semanas estuve en Halgatá (cerca del actual Perú) en donde estuve en una misión de protección al Rey de esa zona, bien sabes que el emperador no deja cabos sueltos. -Exclamó Domenique.

La conversación entre los dos tórtolos siguió adelante, hasta que de repente al fondo del imponente laboratorio alguien gritó horrorizado, ¡ALGUIEN ESTUVO AQUÍ!, Greyse, quién estaba concentradísima en sus experimentos, levantó su mirada hacia aquel sujeto que había gritado al fondo del pasillo. 

-¡¿Que sucedió?!, ¿Cómo te diste cuenta?, exclamó efusiva.

-Estaba observando los cambios de las rocas que extrajimos del lugar del hechizo de Melín, pero sorpresivamente esta roca desapareció cuando regresé del Aeropuerto. -Dijo el Científico.

- ¡Para eso están las Cámaras de Seguridad infrarojas de interpolación magnética! -dijo Danielle, quien había olvidado su conversación con Domenique.

En seguida, las hermanas Anfosti, en compañía de Domenique se dirigieron al salón en el que se encontraban las grabaciones de las cámaras del recinto. Allí observaron devastados las desgarradoras imágenes en las que una compañía del Rey Perleem IV había entrado en el laboratorio, hurtando al menos un centenar de bocetos y muestras del majestuoso laboratorio. Esto, enojó en gran manera a Domenique, quién de la nada e involuntariamente, se transforó en un Rottwelier monstruoso que estaba dispuesto a atacar y a hacer trizas a la guardia real del Rey de las Galápagos. 

-¡NO!, gritó Greyse, Domenique ahora debes calmarte, lo último que necesitamos en este momento es un desastre diplomático.

Domenique se transformó de nuevo a su apariencia humanoide legendaria. Pero aún hervía de ira.

De repente, las puertas del Laboratorio se Abrieron con furia, y Jalfran, entró y con voz arrogante exclamó: ¡POR EL DELITO DE TRAICIÓN A LOS IDEALES DEL EMPERADOR, Y DE SU MAJESTAD EL REY, QUEDAN TODOS DETENIDOS! Horrorizados, todos miraron confusos a la puerta del grandísimo laboratorio mientras estas se cerraban y el mismo se hundía bajo tierra, frustrando cualquier intento de escape que pasara por su mente. 

Domenique mudó su apariencia a la de un pequeño Pequinés para lograr escapar de entre los barrotes de la puerta, y se escondió en un búnker mientras observaba horrorizado este acontecimiento sin precedentes.