✴️ En tiempos de brujas ✴️

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Muchas veces el destino ya está escrito, solo hay que seguir avanzando para saber cómo terminará.

Cuando una misteriosa mujer llego al pueblo todos se apartaron temeroso a lo desconocido. Menos una pequeña que maravillada por su supuesta magia decidió conocerla.

¿Será una bruja de verdad?
¿O talvez sea algo más?

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— ¡Una bruja! ¡Atención, atención, Atraparon una bruja!

Aquellos gritos se oyeron por toda la calle, un grupo de niños, sucios y revoltosos pasaron rápido mientras corría tras aquellos caballos que galopaba levantando el barro y estiércol de aquella calle.

Uno de esos niños, el más pequeño, vestido con ropa gastada y más grande que su debilucho cuerpo, gritaba emocionado saltando.

— ¡Una bruja! ¡Es una real! ¡Corran! ¡Vayan a verla antes de que la cuelguen!

La gente del pueblo se fue acercando curiosos por esas palabras, muchos sin saber lo que pasaba se detenían alrededor de aquella multitud que observaba ansiosos a la joven atada sobre los caballos.

— ¡Bájala del caballo! — ordeno un hombre serio, de rostro duro y mirada larga.

Se paseó con esas largas y limpias batas negras. Hizo una señal con sus manos una vez que la chica fue colocada bruscamente delante de él. Todos al rededor callaron, pues le tenían respeto a aquella figura religiosa. Su presencia temía más que la de dios mismo.

Tenía poder y lo sabía. Pues miraba a la chica con mucha superioridad y desprecio.

— ¡Di tu nombre! — exigió, más la chica no hablo. Se quedó arrodillada mirando al suelo tranquilamente.

En realidad su actitud tan relajada ante lo que posiblemente podía ser su último día en la tierra, molesto más a aquel hombre. La expresión sería del padre rápido se transformó en una de odio, pues sentía que aquella chica se burlaba de su autoridad.

— ¡Mujer! — Soltó despectivamente - ¡Si quieres ser salvada debes aceptar la ayuda de Dios! — aseguro elevando sus manos al cielo y luego llevándolas a su pecho.

La mujer siguió en silencio.

— ¡Está miserable criatura ha sido seducida por el demonio! — Aseguro dirigiéndose al público imponente — ¡al no hablar admite su pecado de brujería! ¡Será castigada! — sentencio con firmeza y las personas lo apoyaron.

Dio una orden y la mujer fue atada a un poste de madera mientras la muchedumbre gritaba palabras de odio y lanzaba porquerías a sus pies.

Aunque negara o admitiera ser una bruja su destino igual sería ser quemada en frente de todos esa tarde en el pueblo.

El alboroto paso. La zona se limpió, se bendijo la tierra lanzando agua y enterrando cruces sagradas al rededor. La gente después de rezar por largo rato, volvieron a sus rutinas diarias hasta que la noche cayó.

El silencio y el miedo a lo desconocido se apoderaron de aquel pueblo. La oscuridad de aquella noche sin luna incomodaba hasta los más arriesgados que se resguardaron al sonar la última campanada del pregonero que informaba la hora.

Seguros en sus casas las personas dormían apacibles. Menos una pequeña niña, que a la primera oportunidad se escapó de casa y corrió al bosque.

Historias CortasWhere stories live. Discover now