✴️Peligrosa tentación ✴️

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Nunca debí aceptar este trabajo
Perdoname padre porque e pecado.
La carne es débil y he soñado con corromper a uno de tus ángeles... Si no es que ya lo hice.

Aquel hombre estaba tirado boca arriba la camisa desabrochada, y una mano suave, pero fuerte presionaba sobre su pecho desnudo que suvia y bajaba exitado, se preguntaba cómo habían llegado a esto, su trabajo solo era transportada aquel ángel hasta un lugar seguro, pero ahora ese mismo ángel se encontraba sobre el, su rostro pálido todo sonrojado, sus alas extendidas, con los ojos bien abiertos, ansioso por el toque humano, deseando ser amado, no sólo por adoración vacia de los humanos, sino de verdad.

Era una  criatura tan bella, pero melancólica, aquel hombre como deseaba tomarlo entre sus brazos y besar cada parte de su cuerpo, pero estaba prohibido. las reglas que le había dictado, no dejaban de sonar en su cabeza.

Uno. Eres solo un guía, no puedes ver o hablarle.
Dos. Nunca lo saques de su cápsula.
Tres. No puedes tocarlo.

Solo pasaron dos días para que desobedeciera.

Nunca fue su intención, de todos los guardias el era el más leal y devoto, además de ser un gran espadachín, blandió su espalda contra esos ladrones que los envoscaron durante su viaje, protegió con su vida la cápsula donde aquel ángel viajan, pero por culpa de la tierra floja, terminaron cayendo lejos del grupo, rodaron por la montaña y fueron tragados por el denso follaje. Palos, piedras, todo golpeando contra su piel, su visión se volvió negra.

Cuando recupero la conciencia, no sabía si habían pasado minutos u horas, la sangre corría por su cabeza, pero sus heridad no eran su preocupación. Vio hacia la cápsula, se había roto, vidrios esparcidos por todos lados, un líquido extraño se esparcía con rapidez provocando que pequeñas plantas crecieran con rapidez en esa porción de tierra seca.  Cuando lanzó la mirada hacia aun lado, su corazón se paralizó, lo que se supone que debía proteger estaba tirada en el suelo,  expuesta a los elementos.

Corrió desenfrenado, quería girarlo para ver si no se habia lastimado, pero ese cuerpo era muy puro, sus manos pecaminosas, llenas de tierra y sangre no podían tocarlo, incluso se sentía mal, por mirarlo, una ofensa terrible que debía ser castigada, y que aceptaría cuando estuviera frente a sus superiores por no poder evitarlo.

—¡Estas bien? — su voz salió temblorosa. El peso de sus transgresiónes solo aumentaba.

El angel abrió los ojos y volteo a verlo, quedó impresionado, sus ojos eran tan blancos, de su cuerpo aún humedo desprendía una luz y un aura tan puro que el guardia tuvo que desviar la mirada porque sentía que lo quemaban, además de que estaba desnudo, un cuerpo tan bello, andrógino que cubría con sus largas alas pálidas.

La criatura se sentó y miro con confusión al guardia. Miro hacia los lados buscando a quien le hablaba, hasta que se dio cuenta de que era a su persona la pregunta. Se apuntó con su propio dedo largo.

—¡Si te estoy preguntando a ti! — resopló el guardia —¡Nos caímos y tú saliste de tu cápsula..! — explicó alarmado, pero el ángel tenía una expresión vasia.

Soltó una larga exalacion mientras cubría su rostro con su mano.

«¿Espera que estoy haciendo?» pensó cuestionando se sus acciones «¿le estoy hablando como si fuera una persona? ¡No se ve herido en absoluto! ¿Siquiera esta criatura me entiende? »

—¡Yo estoy Bien!

Esa voz tan baja, resonó en su oído como un canto celestial, levantó la mirada de golpe y observo a la criatura, que se encogió de hombros asustado.

—¡Puedes hablar! — soltó sorprendido.

La criatura solo asintió tímidamente. Nadie nunca le hubiera hablando antes, por eso no entendía lo que hacía el guardia. Incluso se sorprendió por su propia voz que nunca antes había escuchado. Llevo sus manos a sus labios.

Historias CortasWhere stories live. Discover now