vi.

629 72 15
                                    

Escuche al profesor llamar mi nombre, sacándome de mis ensoñaciones

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Escuche al profesor llamar mi nombre, sacándome de mis ensoñaciones.

Levante mi vista rápidamente, encontrándome con una alborotada clase, y el profesor de francés, con una pacifica expresión en su cara.

-El trabajo le toca con el señor Hale- Mi cerebro tardó varios segundos en procesar estas simples palabras, que lograron fácilmente sacudir mi mundo.

Claro que deseaba acercarme a el y lograr interaccionar libremente, pero jamás era tan fácil. Mis pensamientos luchaban entre sí, y yo aún no sabía que sentimiento dejaría que me inunde.

Debería estar agradecida? atemorizada? No podía descifrarlo.

Decidí apagar momentáneamente mis pensamientos, dirigiendo mi mirada hacia el sureño y ahora, mi compañero de trabajo.

Este se limitó a observarme atentamente, intentando leerme como si fuese un libro de su interés.

No sabía cómo esto terminaría, empezaba a inclinarme por catastroficamente.

Al instante en el que la campana sonó, indicando el final de las clases, me levánte de mi asiento, sorprendiendome a ver al muchacho acercarse a mi, con su característica confianza.

Era mi imaginación o Jasper Hale estaba acercandose a mi?

Mi corazón golpeaba mi caja torácica violentamente, lo único que podía oír era la sangre que se obultaba en mis oídos. Estaba segura de que mi mueca me delató al verlo aminorar el paso.

‐Podrías venir a mi casa, esta tarde? Así finalizamos el trabajo- Preguntó, con un tono sereno, y un marcado acento del sur de los Estados Unidos.

Sonreí ante la sencilla invitación.

Junté aire ruidosamente, intentando sonar relajada -Claro, a las 4 está bien?- Me sorprendí a mi misma al escuchar mi pausado tono de voz, parecía mentira que por dentro estaba gritando.

El nombrado solo asintió con su cabeza, regalandome una suave sonrisa, que alborotó mis emociones de una forma que roza lo ridículo.

Anoté mentalmente que no era particularmente conversador, supongo que yo lo era lo suficiente para ambos.

Salí del salón como alma al que el diablo persigue, recorriendo los corredores, en busca de dos personas en específico.

En medio de los blancos y gélidos pasillos de la lúgubre secundaria, complematemente recubiertos de monótonos y azules lockers, me topé con mis mejores amigos.

𝖊𝖛𝖊𝖗 𝖘𝖎𝖓𝖈𝖊 𝖓𝖊𝖜 𝖞𝖔𝖗𝖐-𝖏𝖆𝖘𝖕𝖊𝖗 𝖍𝖆𝖑𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora