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N.O.
Ahí estaba. Miraba al techo, plasmado en su cama. Con los ojos ardiendo por no pestañear hace minutos, pero estaba tan adentrado en sus pensamientos que esa incomodidad y dolor no los percibía en lo más mínimo, para él no existían.
Luego las imágenes de ver a Adam bañado en sangre, con una herida enorme, siendo deborado por una bestia gigante o más bien, su muerte; venían a su cabeza como dardos a una diana, aturdiendolo y dejándolo peor que antes, parecía que estaba en una competencia de boxeo.
Su respiración estaba calmada, pero sabía que su cabeza no. Y por alguna razón lloraba para sus adentros, pero en carne, no pasaba nada. Estaba paralizado. Y esta vez no tenía indicios de entrar en un ataque de pánico, pero quién sabe. Hace meses que no tiene un episodio de esos, y justamente terminó cuando conoció a Adam.
¿Y si él es más importante de lo que se imagina?
No. Tenía miedo, quería negarlo. No puede mentir, está ocurriendo algo que lo deja indeciso. Siquiera quería aceptar qué pasaba. Pero lo sabía, lo sabía mejor que cualquier cosa, sólo que no estaba dispuesto a ponerlo de prioridad en su cabeza.
Sentía que en cualquier instante explotaria y quizá gritaria, ya era suficiente.
¿Qué es Adam para él?
Es un amigo, por supuesto, ¿pero Kai de verdad lo quiere tener como amigo? ¿Si quiere algo más? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar?
Preguntas tan estúpidas y que sólo su subconsciente sabía la respuesta, y aún así no quizo dárselas, para seguir con su ansiedad y paranoia.
Luego cerró los ojos, calmando el ardor terrenal mientras que se daba vuelta en la cama y se quedaba viendo sus propias sábanas.
Se tentó con comerse sus uñas, pero prefirió que no por lo cansado que estaba. Solo quiere echarse una siesta.
¿Y si realmente Kai ama a Adam?
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