CAPÍTULO 4

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Unas manos recorrían el cuerpo masculino, se removió un poco pero las manos eran insistentes y rozaban su piel desnuda, que apenas era cubierta por la sabana. Jadeó al sentir su miembro envuelto por una boca cuya lengua jugaba sin piedad con él. 

-Buenos días, pequeño Kyung- dijo Hanna al separarse del falo por unos instantes.

-Basta! Hanna   - replicó un agitado Kyungsoo. - por favor...

-Eres tonto...sabes que me gusta que ruegues...-sonrió y dio otra lamida.

-Esto se parece a mi sueño... Ah!Hanna no me mue-erdas...

-Este no es un sueño. Y te lo voy a demostrar. -sentenció

La joven gateo sobre el cuerpo varonil hasta que su entrada estuvo a la misma altura del duro pene.

Jadeó y su cuerpo formó un arco al sentir la intromisión. Ambos clavaron sus miradas en el cuerpo del otro. Las curvas de Hanna eran recorridas por las manos ansiosas de Kyungsoo. El cuerpo femenino empezó a moverse arrancando gemidos de los dos amantes.

El ritmo de la pasión hacía sucumbir con gozo la existencia de ellos. No desean separarse, el tiempo siempre jugaba en contra. Decidieron disfrutar del placer, aunque sean cortos instantes, si los vives con la compañía deseada poco importa lo corto que fuese, pues podían volver a repetirlo.

Sudor, pequeños gritos, cuerpos chocando, cabellos desaliñados, corazones latiendo rápidamente. La cumbre del orgasmo la vivieron hasta el cansancio. No saben cuántos se produjeron ese día, aunque eran conscientes de que fueron muchos.

El fin de semana apasionado llegó a su fin pero no el fuego vivaz, ese no se apacigua en ellos. Quizás sus cuerpos podían caer en la extenuación pero luego recuperaban fuerzas y nuevamente iban en la búsqueda del placer, de buena gana.

*

Kyungsoo en casa no tenía tiempo de pensar en nada más que en Hanna, en su cuerpo, en  sus manos, en sus gemidos, en sus ojos, en sus labios, en sus piernas, en sus senos y el triángulo provocador ubicado en su monte de venus. Sin embargo, en la oficina sus pensamientos estaban llenos de culpa, se auto-reprendía. Sus acciones no eran correctas, pero su corazón era feliz al lado de la tentación hogareña. Y a esto sumarle los pocos días que le quedaban antes de convertirse en un hombre casado tenía los nervios de punta.

Su concentración no era plena y ambas mujeres empezaban a darse cuenta, una con una sonrisa encantadora trataba de calmarlo, "No trabajes tanto, amor. No te veo bien" esas palabras se repetían cuando la cándida novia aparecía en su oficina. Él la tranquilizaba con una sonrisa forzada y aquella mujer le creía a medias.

En casa era más difícil... o más fácil. Apenas al cruzar la puerta, se hallaba poniendo su maletín en el sofá para luego sentir una voz ronronearle palabras sucias, acompañadas con movimientos sensuales. Llevándolo a la habitación y cediendo su voluntad ante ella. A veces sin necesidad de llegar al pequeño cuarto, cualquier lugar que se acoplase para lograr la unión de sus cuerpos era perfecto. 

Hanna no exigía una relación formal, como si la pensaba Kyungsoo, debía separarse y la idea le rondaba peroHanna no hablaba del tema, o lo evitaba, pues no quería atormentarlo y complicarlo todo.  Había esperado tanto para poder volver a tenerlo cerca, que no le daba prioridad al rompimiento de la relación, pero era consciente de que aquello acabaría tarde o temprano y quizás por ahora,  tal vez  porque le daba pena Clarisa, debía ser más tarde que temprano. 

Algunas cosas cambiaron, otras no. Por ejemplo, Clarisa ya no se aparecía en el departamento de Kyungsoo pero si llamaba de vez en cuando, algunas veces creía notar algo pero no sabía qué. Durante las conversaciones telefónicas el hombre era distraído por un cuerpo desnudo frente a él. En casa ya no usaban ropa o muy poca. 

MY GOOD BOY (18+)Where stories live. Discover now