Era un nuevo día y la troll del k-pop se encontraba en un lugar algo alejado de la ciudad, un campo abierto donde ella y su pandilla ensayaban sus bailes, coreografías o calentaban, la practica acababa de terminar, sus hermanas fueron a un quiosco cercano por bebidas, se encontrarían de nuevo en casa, Wani decidió quedarse y descansar un poco en una banca del lugar, estirando sus músculos con dificultad y masajeando sus ejercitadas piernas, hasta que oyó unos quejidos de dolor detrás de ella, y al voltearse supo de quien se trataba¿Tresillo?
Él se sorprendió y rápidamente se volteó, ocultando su brazo detrás de él—¡Wani! ES GENIAL VERTE—Sonrió forzosamente, cerrando un ojo por el dolor provocado al hacer ese movimiento en su zona lastimada.
—¿Estas bien? Oí que te quejabas—le dijo preocupada, aun sin levantarse.
—¿Quién? ¿Yo? Pfff, claro que no—Soltó una risita nerviosa que lo delato, la de piel cromo lo miro con sarcasmo, sabia lo que pasaba—Bien, tú ganas—admitió de mala gana, mostrando su brazo, tenia la muñeca muy hinchada, roja y maltratada.
—Tracy, ven acá—pidió sorprendida y a la vez angustiada, el reggaetonero se sentó a su lado en aquella banca blanca, ella lo tomo de su brazo con algo de brusquedad, algo enojada de que le mintiera.
—Oiga, con cuidado patrona—se quejó, Wani inspecciono la herida y llego a la conclusión de que era un simple esguince, era fácil de tratar, para su suerte, siempre llevaba bolsas de hielo a las practicas, solo saco una del congelador portátil que tenía en el cabello—Wow, tú siempre estas preparada ¿no?
—Mis hermanas son de musculosos sensibles, se lastiman todo el tiempo
—Nah, las mías no, los movimientos del baile no se comparan a los chanclazos y escobazos de nuestra madre—Se ríe al recordarlo, mientras le colocaban la bolsa en la zona hinchada.
—Sabes me sorprende que sea esto lo que te pasara, siempre creí que, si te accidentabas en un ensayo, sería una cadera rota por tanto twerking—bromeo, y ambos estallaron en carcajadas.
—sería lo más probable—apretó los dientes por el ardor que sentía, lo que no paso de ser percibido por la menor.
—¿Te duele mucho? —pregunto preocupada.
—Descuida, me lo merecía, ya estaba presumiendo de más con esos movimientos en las muñecas—dijo con dificultad, luego de un rato se sintió mejor y más tranquilo—Gracias doctora Wani
—No fue nada, igual, deberías ir a verte con un profesional, yo tengo que ir donde las chicas—se levantó y comenzó su camino a su capullo, hasta que su amigo se percató de algo.
—Wani estas...¿cojeando? —cuestionó, haciendo que ella detuviera su andar y volteara a verlo avergonzada y con una sonrisa tonta.
—T-tal vez me torcí un poco el tobillo en uno de los giros—confeso riendo nerviosa, Tresillo solo sonrió por la ternura de la situación, no iba a ser el único que iría al médico.
