Capítulo 4: Persecución nocturna

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【𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐕 : 𝐏𝐄𝐑𝐒𝐄𝐂𝐔𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐍𝐎𝐂𝐓𝐔𝐑𝐍𝐀 】

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Escapar no era problema, realmente lo que me preocupaba era dónde podría ir con los niños para que estuvieran a salvo.

Lo había planificado todo, sería cómo aquella vez en la que escapé con Eren sólo que esta vez mi destino sería la estación de policía y estaría sola.

— ¿Por qué nos vas a dejar otra vez? — Preguntó Kai, uno de los niños con los que compartía habitación —. No quiero que la señora Taylor vuelva a lastimarte.

Se me formó un nudo en la garganta al escucharlo.

—Precisamente, por eso me voy — pude ver en sus caras una mezcla de decepción e impresión — No puedo permitir que sigamos así, ustedes no merecen esto. Todo lo que les dice la señora Taylor son mentiras, esto no es un castigo por haber sido desobedientes con sus verdaderos padres y no merecen estar encerrados limpiando, merecen una vida mejor con alguien que realmente los e

Los abracé con fuerza a los tres tratando de tomar valor para poder irme de una vez por todas.

No quería irme tan tarde ya que no estaría acompañada. Me levanté en silencio de la cama y me acerqué cuidadosamente hacía la ventana, la abrí y esta soltó un pequeño rechinido por lo vieja y oxidada que estaba.

Me detuve por un segundo para asegurarme de no escuchar ningún ruido fuera de la habitación. Suspiré con algo de pesadez y puse un pie afuera, supuse que si aquella canaleta aguantaba el peso de Eren no sería un problema que yo me apoyara de allí por un par de segundos.

Una vez con ambos pies afuera no estaba segura por donde caminar. Mire hacia el suelo sintiendo que estaba muy alto, pero no podía desistir de aquella idea en ese momento, escuché la puerta de la otra habitación abrirse y en un momento de descuido me resbalé con el moho de la canaleta.

Caí de espaldas en el pasto, traté de reincorporarme poco a poco hasta seguir con mi camino. Por suerte, hasta ahora iba bien con mi plan, aunque no contaba con la caída.

Seguí mi camino pensando en lo que haría una vez me asignaran otro hogar adoptivo. De cierta forma, así estuviese enojada con Eren una parte de mí estaba preocupada por él, habíamos pasado tantos momentos juntos y su repentina desaparición me hacía sentir un pesar en el corazón.

Trataba de convencerme de que estaba vivo, aunque el castaño no diera ninguna señal de vida.

Me detuve en una solitaria parada de autobús. Esperaba que alguna persona se acercara para poder preguntarle dónde quedaba la estación de policía, pero nadie pasó. Noté que había un mapa enorme con las rutas en la que pasaba en transporte público y sus adyacencias, pero me di cuenta que la estación de policía estaba al otro lado de la ciudad.

Me senté en la banca algo frustrada por no tener dinero, pero de alguna u otra forma tenía que resolver, así que pensé en otras opciones: caminar hasta allá o esperar que pasara alguna patrulla.

Noté que a unos cien metros había un hombre alto con gabardina y sombrero.

Comenzó a caminar tranquilamente hacía mí. No podía negarlo, estaba asustada ya que aquella calle parecía muy poco transitada, tenía que irme de ahí ahora mismo. Comencé a caminar a paso apresurado, pensando dónde podría refugiarme hasta que llegó a mi mente un recuerdo.

|FLASHBACK|

El señor Levi recibió una llamada mientras emprendíamos nuestro camino hacía mi casa. Miró su teléfono con algo de fastidio y contestó.

— ¿Sí? — se mantuvo viendo al frente aún con su semblante serio —. No, el viernes estaré en El Imperial, necesito relajarme y no deseo saber nada del trabajo.

No tardó en colgar la llamada, parecía estar algo tenso e irritado por la manera en la que agarraba el volante.

|FIN DEL FLASHBACK|

Recuerdo haber visto el nombre de ese bar en el mapa de la parada del autobús.

Caminé por un par de calles hasta llegar a dicho bar, en ningún momento baje la guardia ni me distraje con nada, realmente estaba aterrada. No sabía el motivo por el que me seguía, pero no estaba segura de hasta dónde sería capaz de llegar y yo no pensaba abandonar mi cometido.

Encontrar El Imperial no fue tan difícil parecía un lugar muy concurrido, tenía un letrero enorme con luces led y una gran corona dorada, pude observar que en la entrada había un hombre alto y robusto cruzado de brazos, hice la fila y miré a los lados un par de veces con nerviosismo para asegurarme de que aquel misterioso hombre no estuviese cerca.

— ¿No estás muy pequeña cómo para entrar en un sitio cómo esté? — me cuestionó.

—El señor Levi me espera —mentí.

— ¿Cuál Levi? — entrecerró sus ojos no muy convencido.

Tenía que ser astuta. Nunca escuché al Erwin o Hange nombrarlo por su apellido, se dirigían a él por su nombre o enano.

—Creo que ambos sabemos de cual estoy hablando — traté de que mi voz sonará lo más firme posible para que mi mentira se viera un poco más creíble—. No lo hagas más difícil, déjame pasar. Sabes cómo se pone cuando lo hacen esperar.

No tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo, tampoco si funcionaría o no.

El guardia quitó la cinta de seguridad y ya decidida, entré al sitio. La primera impresión que tuve es que era un lugar muy agradable, repleto de personas, música a un tono aceptable que no llegaba aturdir. Podías ver gente hablando, bebiendo e incluso bailando, pero no había venido aquí por eso.

Busque al azabache por todos lados y lo localicé luego de diez minutos situado en la barra.

Me senté al lado de él y me percaté que estaba bebiendo, con su dedo índice removía los cubos de hielo de aquella bebida. No estaba muy segura si estaría feliz o no de verme, ya que su semblante estaba serio, como siempre.

— ¿Cómo es que te dejaron pasar? No debes llegar ni a diecinueve años — dio un sorbo a su bebida.

—Es una larga historia... — quise seguir hablando hasta que me interrumpió.

— ¿Cómo me encontraste?

—Necesito de su ayuda — ignoré su pregunta — necesito ir a la estación de policía pero un hombre me está persiguiendo.

No parecía muy interesado en lo que le estaba comentando.

— ¿Qué hombre? — La música se detuvo por completo y comencé a escuchar gritos, ambos volteamos a la entrada y me percaté que era el mismo hombre que me estaba siguiendo — ¡Kenny! — gritó con algo de furia en su voz mientras alargaba la última letra.

No tenía ni la menor idea de lo que estaba ocurriendo.

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Holaaaaa, ¿cómo están? una disculpa si el capítulo está aburrido jsksjsk ya se viene lo bueno.

¿Cenaron? ¿tomaron agua? ¿están bien? 

Espero les guste el capítulo.♡

DANGEROUS © | Levi AckermanWhere stories live. Discover now