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La segunda vez que lo contempló fue un miércoles lluvioso.

El viento rugía con fuerza queriendo llevarse todos los males del mundo, entre ellos los paraguas, los únicos objetos que servían para resguardar a uno de la lluvia, pero eran tan frágiles que se corrompían al momento que una leve brisa soplaba.

Claro está que aquella no era una simple brisa, sino que parecía ser la cola de un tornado, pero aun así su paraguas hizo todo lo posible para mantenerlo a salvo de un resfriado.

Se lo agradeció en silencio, porque lo menos que quería era llegar a aquel pequeño local empapado de la cabeza a los pies.

Lo observó unos minutos desde el ventanal, TaeHyung se encontraba hablando con alguien, al cual JungKook no podía ver desde su posición, mientras que ordenaba algunas macetas, en su mano tenía una pequeña regadera con la que satisfacía de agua a aquellos pequeños seres vivos.

Respiró con calma y bajó el paragua, cerrándolo y quitándole el exceso de agua con pequeños movimientos hacia los lados.

Abrió la puerta del local haciendo que el tintinar de la campana posicionada encima del marco de la agrietada madera retumbara en las cuatro paredes que conformaban el local.

— Buenas tardes—escuchó su voz y lo observó darse la vuelta, sonriéndole. —Oh, buenas tardes.

JungKook caminó por uno de los angostos pasillos mientras observaba las distintas macetas.

— ¿Vienes por las candendulas?—río por lo bajo.

El joven cliente se acercó al empleado y le sonrió.

— Mmm... No, hoy no.

Agarró una de las macetas entre sus manos y la miró intentando saber cuál era el nombre de aquella pequeña planta con flores azules.

Kook había estado los últimos dos días dando vueltas.

Sus pensamientos no lo dejaban dormir, no tenía preparado absolutamente nada para su próximo libro, y podía escuchar a su editor preguntarle una y otra vez cuándo iba a ser el día en el que pudiera tomar un café mientras leía el manuscrito o por lo menos unos cuantos capítulos de lo que este sería.

— Emm, ¿Cómo se llama esta?—intentó sacar conversación.

TaeHyung acomodó su mandil observando la flor

— Lirio azul africano.

Jeon dejó con delicadeza aquella maceta y agarró la más próxima que tenia.

— ¿Y esta?

— Esa se llama Lavanda.

TaeHyung siguió regando las plantas y JungKook se quedó a un costado observándolo, el contrario tenía una camiseta blanca bajo la camisa verde oliva, encima poseía aquel mandil negro que se amoldaba tan bien a su figura.

— ¿Puedo trabajar aquí?

TaeHyung se atragantó con su propia saliva al escuchar aquello. No estaban buscando empleados, ni siquiera sabían si podrían seguir teniendo el negocio abierto gracias a la suba de los servicios y la venta de flores ya no era tan rentable.

— No buscamos empleados, lo siento.

Jungkook se mordió el labio acercándose al joven, le regaló una sonrisa.

De pronto la puerta al fondo del local se abre y ambas personas observan a una mujer entrar, esta caminaba a pasos lentos, apoyándose en su bastón, Jungkook dilucidó que tendría unos setenta y ocho o setenta y nueve años.

— Bu, ¿Qué haces aquí? Tienes que descansar—pronunció el empleado acercándole una silla a la mujer.

— No, hijo, las plantas me necesitan—sonrió la mujer observando al cliente— tú no puedes atender el local y cuidar de ellas siempre.

— Pero abuela...

La canosa mujer lo miró, callándolo.

— Disculpe a mi nieto.

Jungkook hizo una reverencia y le sonrió a la mujer.

— Me llamo Jeon JungKook, señora—se presentó—Y casualmente le estaba comentando a su nieto que estoy en busca de un empleo.

TaeHyung suspiró agarrando la mano de su abuela y acariciándola suavemente.

— No estamos buscando empleados—vuelve a comentar TaeHyung.

— Trabajaría sin cobrar.

TaeHyung se mordió la lengua y miró serio al joven, este le sonrió. JungKook no quería ser una molestia pero una idea había surcado por su cabeza y debía seguirla, quizás podría escribir sobre ello y terminar el libro de una vez.

— Oh, no podemos hacer eso, querido—la anciana lo toma de la mano— si trabajas aquí tendrás un sueldo.

— No, no. Quiero el trabajo para ganar experiencia sobre flores y como es el manejo de una florería.

La mujer sonríe observando a ambos jóvenes.

— Entonces Tata podrá resolver tus dudas mientras trabajan y cuidan de las flores.

Jungkook asiente eufórico. Quería trabajar allí y si podía conocer más en profundidad al joven, era premio doble.

Taehyung asintió a regañadientes

— ¿Aceptas trabajar aquí si te enseño sobre flores?

— Ya tienes compañero—sonríe de lado y lo observa de abajo hacia arriba. 


Noviembre23

Eternal Sunshine; Kooktae.Where stories live. Discover now