Apretujado a mis huesos
el corazón murmura férreo,
cansado y entumecido
como un hormigueo
de incesante ruido.
Mis ojos vagan presos,
mi voz parpadea
en el negro paisaje
insípido, que me apedrea
con coraje.
Mi piel lleva impresos
viejos recortes
de sueños perdidos
rasgados con enloquecidos
dedos voraces.
la ansiedad en sus excesos
pudre el mundo a mi tacto,
es un grito afónico de horror
que desgarra con su impacto
mi recuerdo del amor.