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El alquimista llega a Levantamiento acompañado de un lienzo y su pincel, como ya es costumbre, mira el panorama en busca de observar a las criaturas que lo rodean. Detiene su vista en un punto fijo cuando encuentra algo que atrae su atención: un cristalóptero anemo.
Comienza a dar pinceladas suaves, dibujando hasta el más mínimo detalle que cualquiera ignoraría, pinta sin esfuerzo alguno cada parte de la criatura en cuestión de escasos minutos. Cuando está dando los últimos detalles, una dulce carcajada le impide finalizar su trabajo, desconcertándolo por lo familiar que es para él; confundido, busca con la mirada a la dueña de ella, hasta que su mirada se posa en una de las ramas del gran árbol.
Ahí, la pequeña Klee charla con cierta caballera que atrajo su atención meses atrás. Esboza una sonrisa apenas visible al verlas jugar, cantan una extraña melodía mientras con sus manos hacen las señal del piedra, papel o tijera. Tras una victoria de la menor –la cual fue gracias a cambiar de papel a piedra en el último momento–, la pequeña de ropas rojas hace una pregunta que lo llena de ternura.
—¿Crees que a mi hermano le gusten las galletas que hicimos?
La mayor finge pensárselo llevando una mano a su barbilla, toma la caja entre sus manos y finge examinarla, para después, asentir con una gran sonrisa.
—¡Claro que si! Las decoraste tú misma —la alienta, provocando una sonrisa llena de ilusión en el rostro de la menor.
—¡Sabía que le gustarían! —exclama la niña, antes de mirar el envoltorio que hizo ella misma— ¿Crees que Albedo se ponga feliz?
—Él se pondrá feliz cuando las vea, estoy segura que le encantarán —responde la mayor, acomodando el gorro de Klee—. Además, mi abuela solía decir los regalos hechos con amor son los mejores, ¡y nosotras lo hicimos amor!
Amor.
La palabra provoca un pequeño click en la cabeza de la menor, recuerda haber escuchado a Lisa decir algo así días atrás mientras hablaba con su hermano. Cierra sus ojos tratando de concentrarse en recordar la charla que involucra a la mujer a su lado. Luego de mucho pensar, por fin recuerda la conversación que la dejó confundida ese día.
Abre sus ojos y mirando con atención a la mayor, decide contarle sus inquietudes para que ella resuelva sus dudas.
—Albedo le dijo a Lisa que siente amor por ti, ella dice que es un amor especial —murmura, jugando con sus dedos algo apenada. Por su parte, el nombrado se sorprende al escuchar sus palabras; ahora más interesado en la conversación, se acerca tratando de no ser visto por las dos chicas—. Klee no entiende que significa un amor especial... ¿es algo malo?
