Heterocromía ♥︎TPN-Ray y tú♥︎

▪︎Extra 3▪︎

Si Ray fuera más celoso...

Narrador omnisciente.

—¡Oliver!—exclamó la castaña saliendo de la cocina—.¡¿Dónde están mis galletas?!—Caminó a la sala y lo vio de espaldas a ella en el sillón.El chico se encogió en su lugar.

—No bo sé—respondió apenas.Al oír los pasos de la chica acercarse a él,apretó los ojos.

—No lo sabes...—Miró fulminante—.¿Entonces cómo me explicas el paquete de galletitas que tienes en mano?

—Jyo...—Tragó lo que tenía en la boca y miró nervioso a su hermana.

—¡Te voy a...!—Quiso saltar sobre él,sin embargo,el chico se puso de pie antes y salió corriendo,por lo que la chica cayó al sillón y luego al suelo—.¡Ven aquí,ladrón de galletas!—Se puso de pie y lo persiguió.

—¡No leí tu nombre en ellas!—exclamó corriendo de aquella furia en la que se convirtió su hermana.

—¡OLIVER!—gritó furiosa.Minutos después,la castaña entró a la habitación del albino—.Oliver~ —cantaba buscándolo con la mirada.Se había recorrido la mansión entera y casi todas las habitaciones,preguntando,al menos,a la mitad de todos los que vivían allí.Caminó un poco y escuchó algo caerse del clóset.

—Mierda—susurró Oliver al ver que tiró una percha con una campera colgada en ella.La castaña sonrió y se acercó rápidamente para abrir las puertas—.¡AAAHHH! ¡NO,OJITOS,ESPERA,NO...!

—¡Te atrapé!—Saltó a él,entrando al clóset también y las puertas cerrándose detrás de ella.

Y,desde afuera de ese diminuto espacio,se escuchaban las quejas,los gritos y las súplicas de ambos.Bueno,más de Oliver,pues él era el castigado.

Ray,quien pasaba por ahí,escuchó el escándalo del interior de la habitación de su amigo,por lo que entró confundido y curioso.Se acercó al clóset y lo abrió,a lo que ambos hermanos cayeron.

—¡Ugh!—Se quejaron ambos cuando sintieron el piso.

Ray frunció el ceño,molesto y celoso,pues aquel clóset no era muy grande que digamos y cualquiera podría pensar mal de aquello.

—¡¿Qué carajos hacían?!—exclamó sacando humo hasta por las orejas.

Ambos levantaron la mirada.

—Oliver se comió mi paquete de galletas.—Lo señaló.

—Ni tenía tu nombre.—La miró mal,a lo que ella le sacó la lengua,cosa que él imitó.

—Son unos inmaduros—dijo el azabache rodando los ojos y saliendo de ahí.

Ambos lo observaron irse con confusión y curiosidad.

—Parecía molesto—comentó el de mechón rojo.

—Bueno,tal vez esté celoso—dijo encogiéndose de hombros.Ambos se pusieron de pie y se sacudieron—.En realidad,está así desde hace tiempo—continuó,con una mano en su mentón,pensativa—.Me pregunto si le habrá llegado.

—¿Sí sabes que a los hombres no les viene,verdad?—Ella lo miró y lo golpeó en la cabeza—.Ugh.

—Tonto,ya lo sé.Es una expresión.

Él le sacó la lengua,a lo que ella también lo imitó.

(...)

Al día siguiente,en la noche,la castaña escuchó la puerta de su habitación abrirse.