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¿Eran tan difícil para él expresarlo?.

El abismo entre ellos era profundo y largo, un gran acantilado que se expandía sin poder ver fondo alguno.

Confundido al respecto, no puede dejar de sentir el como ella se aferra a su capa mientras van en aquella ave.

Es inevitable sentirse peor que antes. Ahora, ve como su hermana y Kawaki están felices, sonriendo con amor y en sus ojos hay cierto brillo.

Mentía en negar que envidiaba eso, el ser feliz. Quería sentirlo también, tener con quien compartir sus sentimientos de igual forma en que lo hacía su hermana.
Pero Sarada era renuente, se negaba a sentir. O tal vez eran alucinaciones suyas y aquella conexión que creía tener eran simples inventos suyos.
Quería creer que no; que él tenía razón y ambos están destinados a estar juntos.

– ¿Crees en el destino, Sarada? – cuestionó sin apartar la vista del frente.

– ¿Por qué lo preguntas? – atajó con otra pregunta instantánea.

Hubo un silencio de por medio. Un leve suspiro en señal de que no tenía idea de lo que estaba haciendo.

– Las personas siempre estamos destinadas a algo, ¿no? – pudo sentir como Sarada asentía con un movimiento tenue de cabeza – Mi destino fue derrotar a Momoshiki y portar el Kāma; en mi destino también estaba incluida la muerte de mi padre y la pelea con Kawaki...

– Boruto, no estoy entendiendo – le susurró.

– Aún me falta descubrir más puntos sobre mi destino – inspiró profundo, agitado – Quiero creer que tu eres uno de ellos.

Sarada se quedó helada.

– Yo te amo, Sarada – sin rodeos lo dijo, todo directo al punto – Hace unos días creía no necesitar amar a alguien, pero he elegido amarte a ti aún así.

Mientras Boruto permanecía con una sonrisa en su rostro, Sarada mantenía su vista perdida y un nudo en la garganta se le formaba.

Él lo sabía. Sabía que Sarada tenía tantos sentimientos encontrados como él, pero a diferencia, ella hacía todo lo posible por evitarlos y no concentrarse en ellos.

Pero no quería obligarla a sentir nada que ella no quisiera, no tenía la intención de hacerla sentir incómoda.
Pero tampoco quería mantener todos sus sentimientos ocultos.

– Yo...

– No es necesario que me digas algo al respecto, solo necesitaba decírtelo.

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Su corazón acelerado, latiendo fuertemente conforme el tiempo pasaba. Era un indicio, algo que el mismo le decía que no ignorara, pero en su mente lo pasaba por alto, por algo nunca ocurrido.

¿Cómo podría ser feliz dejándose llevar por sus sentimientos? La mente se nubla, la consciencia se apaga, no razonas estando bajo una especia de droga no ingerible, una droga que tu mismo cuerpo y alma produce.

Amor.

No lo aceptaría, no le estaba permitido. Ella misma se había prohibido sentir un poco de aquel afecto a otros.

Sus metas eran otras. El puesto de Hokage ahora mismo es a lo que aspira. Permitirse sentir amor hacia otra persona es desviarse del objetivo que tiene en mente.
Si ignoraba aquel sentimiento hacia dicho rubio por el tiempo suficiente, muy probablemente pueda alcanzar su meta.

Pero también podía perderlo, para siempre.

El viento revolvió sus cabellos negros, la brisa fresca de invierno refrescó en su cuerpo, se impregnó en las partes descubiertas del mismo, causándole la sensación de escalofríos por un tiempo.
Trató de aclarar sus ideas, ponerle fin a aquella revuelta que había entre su mente y corazón.

Era tan sencillo pero tan complicado a la vez. No podía hacerlo mientras el aroma varonil de su contrario acariciaba su fosa nasal al estar tan cerca de ella.
Sentía un nudo en su garganta, le costaba tragar o articular; incluso podía asegurar que se encontraba paralizada.

– No se si es amor, pero siempre hay algo que esta ardiendo entre nosotros, y tan extrañamente así vamos por la vida; sin jaulas, sin etiquetas ni condiciones.

Él suspiró, con cautela volteó para tratar de verla.

Él ya no sentía vergüenza alguna. Para él, que mostrara sus sentimientos a los demás era tan natural. El como se sentía, lo que pensaba. Expresarlo sin titubeos era normal en su persona.

Le sucedieron tantas cosas. Demasiadas que lo llevaron a madurar, a reprimirse y a volverse reservado, mientras se resguardaba en una barrera invisible que apenas él podía notar.
Cerró las puertas de su mente, guardó su antigua personalidad en un rincón.

Pero seguía siendo Boruto. El mismo chico terco, audaz e imperativo que antes. Solo que, ahora era un adulto que había crecido de golpe debido a los sucesos que le hicieron ver la crueldad del mundo y lo difícil de ser ninja.

– Yo solo sé que me encantas, que sin tenerte me enloqueces y que me basta con saber que existes para estremecer todas mis ganas.

De nuevo, no podía controlar la fuerza con la que latía su corazón. Violento, arrítmico, desbocado. Como si un caballo galopara sin parar.

– Nunca dudes de lo que me haces sentir porque, no creo sentir esto con nadie más y, si es necesario, te esperaré. Toda una vida.

Sarada sonrió y su corazón gozó.

– Toda la vida – susurró para si.

























★彡Chyio67 🌻

𝐁𝐎𝐑𝐔𝐓𝐎 ◍ 𝐇𝐈𝐌𝐀𝐖𝐀𝐑𝐈: ☾︎☀︎︎ 𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐀𝐒𝐓 ☀︎︎☽︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora