Los amores de Arianne Evans.

Carta 6.

30 de marzo.

La mañana de una primavera en la que platicaba con Annie sobre chicos y artistas guapos, se convirtió en una charla de grupo, después de que los chicos se quejaran porque siempre guardamos silencio cuando hablamos de chicos cuando llegan. Ethan dijo que podíamos tener libertad de hablar sobre chicos con ellos, y Jake lo apoyó.

En fin, Annie y yo accedimos a hablar sin pena con ellos sobre esas cosas que siempre hablábamos entre las dos; ellos harían lo mismo con nosotras.

Entre tanta charla, nos dimos cuenta de que ninguno de los cuatro había tenido citas o novios y novias. Ethan confesó que le gustaba Jessica Hope; quedé muy sorprendida, esa chica nunca me había caído bien.

Me salí por un momento de la plática para botar la envoltura de mi galleta en la basura, pero choqué con Charlie, el otro pelirrojo de la sección, que iba entrando al aula. Me disculpé con él y volví a mi asiento.

Con Charlie había hablado pocas veces, la mayoría de veces por trabajos grupales, y algunas conversaciones superficiales.

En el primer receso, mis amigos ya se habían emocionado hablando del tema de las citas.

En la clase de Química, el profesor Davis nos pidió escoger compañeros para un experimento. En momentos como esos lo primero que hacía era unirme a Annie, pero en esa ocasión alguien me la robó, mi segunda opción era Jake o Ethan, pero ya iban juntos. No me quedaron opciones, así que esperé a que alguien no tuviera pareja y juntarme con él, pero no ocurrió.

Charlie Anderson me preguntó si quería ir con él para el experimento. Yo quedé muy sorprendida. ¿Charlie Anderson se acercó a preguntarme si quería ser su compañera de quipo? Ja, ja, ja. ¡Sí!

Charlie Anderson era el chico más inteligente de toda la preparatoria, era pelirrojo y pecoso y tenía unos ojos verdes muy bonitos, parecían esmeraldas, teníamos Nutrición, Geometría y Química juntos.

Charlie Anderson me escogió porque «Annie ya tenía compañera, Ethan igual y detesto a Morrison, así que supuse que tú no tendrías compañero».

Obvié que fui la cuarta opción en su lista. Oportunidades no ocurren todos los días. Acepté, feliz, hacer equipo con el chico más inteligente de la escuela entera.

Annie era muy, muy inteligente, pero Charlie era lo más cerca a la reencarnación de Einstein que conocía.

Luego de que nos dieron las bases del experimento, Charlie pidió mi opinión sobre qué deberíamos hacer. ¡Él pidió mi opinión! Annie tomaba las decisiones por su cuenta, para que no estropeara nada y sacáramos buena nota.

Con Charlie la pasábamos genial, él me incluía en las decisiones y ambos nos poníamos de acuerdo para avanzar. Era una hermoso sensación sentirse parte del proyecto, no solo ser la que sigue a la líder mandona (no creo que veas esto Annie, pero es la verdad).

Un día Jake llegó diciendo que tenía una cita con una chica muy linda. Fue un tremendo «shock» para los tres, pero lo felicitamos.

Los días siguientes, Annie me llamó por teléfono y me dijo que había conseguido una cita con Richard de la clase de Física. Ambas gritamos emocionados ¡La primera cita de mi mejor amiga! Después contarle a los chicos, celebramos con pizza.

Dos de mis tres mejores amigos tenían citas, solo quedábamos Ethan y yo, y la verdad es que hallaba más probable que Ethan tuviera una cita primero antes de que yo consiguiera una; no porque yo me sintiera menos, solo creía que Ethan tendría más agallas de pedirle a alguien una cita.

Luego de varias horas en la biblioteca y trabajo experimental, Charlie y yo presentamos el experimento, y nos sacamos A+.

¡Yei! Me siento orgullosa porque por fin fui parte importante de un proyecto (Ann, no creo que leas esto, pero ¡Ves que si puedo hacer las cosas!). De la emoción por nuestra calificación, apretujé a Charlie, le agradecí por escogerme por compañera. Lo solté, quise ir al baño pero Charlie me tomó por el brazo, voltee a mirarlo.

«Oye, me preguntaba si... ¿Quieres ir conmigo a un restaurante que acaban de abrir? Y sí, es una cita.»

Casi caigo hacia adelante, abrí muy bien mis ojos, y sentí mis mejillas empezar a arder; apenas logré mover mi cabeza para aceptar. Entonces, retrocedí, di media vuelta y caminé rápido al baño, y después del baño, corrí en búsqueda de mis amigos.

Cuando les conté lo que pasó, la más emocionada fue Annie de los tres, Ethan y Jake solo sonreían y repetían «fantástico» o «cool».

Más tarde, le escribí a Charlie, puso la fecha, hora y lugar.

Al fin llegó el día de mi primera cita. ¡Mi primera cita! Estuve imaginando por días una velada súper romántica, comiendo en el restaurante al que iríamos, él regalándome un hermoso collar, luego de comer, salir a caminar e ir al parque o a dejarme hasta enfrente de mi casa mientras vamos tomados de la mano, y si se daba... recibir mi primer beso.

Annie se encargó de que luciera bien. Usé uno de mis vestidos favoritos: el naranja y unos tacones bajos. Alisson me maquilló, mamá me amarró el pelo en una coleta alta, hicimos una sesión de fotos flash, salí de la casa con Annie y caminamos hasta el dichoso restaurante.

Charlie estaba en la entrada del restaurante, esperando para entrar juntos. Me despedí de Annie. Él dio su apellido en la entrada, nos llevaron a la mesa y de inmediato llegó un mesero y nos tomó la orden, el mesero se retiró y empezamos a charlar.

Fue interesante descubrir que tiene un caballo, odia las cebollas, que tiene una pared cubierta de diplomas y medallas, que le dan miedo los patos... y que es un malcriado total.

Cuando el mesero llegó, pidió permiso para servir y colocó los platos, terminó y se retiró. Estaba a punto de empezar a comer cuando noté que me faltaban los cubiertos, llamé la atención del muchacho para que viniera. Charlie me preguntó el por qué llamé al mesero, respondí que me faltaban los cubiertos.

Me dijo: «Yo me encargo». Y empezó a gritarle al muchacho:

—¡Eres un estúpido! ¿Cómo se te pueden olvidar sus cubiertos? Trae unos ¡No te quedes allí parado!

Todos nos estaban observando. Solo podía sentir pena ajena por el chico.

Cuando trajo los cubiertos, le di las gracias con una mirada lastimera.

Entonces comencé a ver defectos en Charlie: era muy presumido, a veces me interrumpía cuando yo hablaba y rodaba los ojos cuando me saltaba algunos modales de etiqueta, aunque trataba de enseñarme con franqueza a cómo hacerlo correctamente.

El chico volvió para retirar los platos y pronto trajo el postre. Charlie lo miró con cara de desprecio, yo dio un suspiro pesado. Ya quería que eso acabará.

Mientras comíamos el postre, mis intenciones de querer mantener una conversación fueron nulas, nos quedamos en silencio por un largo rato. Terminamos y pidió que cargarán la cuenta a nombre de su padre.

Al salir del restaurante, le dije que esa había sido la peor experiencia de primera cita y que no me fui antes porque la comida estaba deliciosa, di media vuelta sin ver su rostro y regresé a mi casa.

No ha vuelto a hablarme desde entonces, lo cual es bueno porque tampoco quiero hablar con él.

Esta tarde he ido al restaurante a disculparme en nombre de Charlie, pues el chico no se merecía semejante maltrato. Dijo que iba a renunciar porque encontró un mejor trabajo.

Todo bien por ahora.

–Arianne.

P. D.: Ahora Ethan también tiene una cita porque su querida amiga pelo rojizo (o sea: yo) consiguió persuadir a una linda morena de que saliera con él, todo gracias a que lo aludí cuál obra maestra frente a la chica.

¡Me siento como Cupido! :D