。*✧Incomprensible✧*。

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Destinations without destination.
Parte 26
Incomprensible.

Han pasado un par de semanas desde el campamento. Kuroo mencionó que iba a faltar unos días gracias a que fue a visitar a su abuelo por su cumpleaños ochenta y cinco, bueno, eso había mencionado la otra tarde, cuando pensaba que Yaku no le estaba poniendo atención.

Kuroo cada vez denota que es consciente de que ha sido castigado con la ley del hielo, y como era de esperarse, saca provecho de eso para molestarlo, esperando que Morisuke le responda de igual manera después de hartarse. Pero eso aún no ha sucedido. Sabe que tarde o temprano esto le causará problemas con el entrenador Nekomata. Kai le ha aconsejado de buena manera que arreglen las cosas, tantas veces que ya no vale la pena contarlas. Y lo sabe, sabe que es mejor hablar directamente, no obstante, no tiene el valor necesario como para enfrentar las posibles respuestas.

El callar y evadir las cosas, era una muy mala costumbre que había tomado años atrás, cada vez que alguien le preguntaba por su alma gemela, cada vez que intentaban indagar más en sus mentiras. Inconsciente se había cerrado a los demás: no era antisocial, pero las relaciones entre sus compañeros nunca llegaron a ser tan cercanas. Nunca llegó a tener a alguien con quien se contara todo o desahogara sus preocupaciones, ni siquiera con su madre llegaba a ese punto.

Yaku suspira. Se siente como un estúpido niño por actuar de una manera tan infantil, así no sería un buen ejemplo para sus Kohais. Es decir, ¡el próximo año tendría 18! ¡La universidad estaba a la vuelta de la esquina! Tenía que concentrarse un poco más en lo académico si quería salir con un promedio satisfactorio de la preparatoria. Eso es: escuela, club de Voleibol y madurar; esos tenían que ser sus principales enfoques. El inconveniente era que Kuroo cuadraba perfectamente en los 3 campos. Demonios.

—Quiero un consejo —la voz apacible a sus espaldas rompe todo equilibrio, lo toma desprevenido. Tal vez es el golpe que se da contra su casillero el que le hace darse cuenta, que tiene minutos que está a medio vestir por encerrarse en sus pensamientos. Y ahora su Kohai lo ha descubierto en ese embelesamiento.

Rápidamente termina de bajarse la camisa y cierra el casillero. Se dirige al dueño de esa monótona voz, no esperaba que Kenma le hablara, mucho menos en un momento como ese, y ahora que procesaba sus palabras, estaba aún más confundido.

—¿Un consejo? —intenta no tartamudear. Es difícil hablar correctamente con todo lo que pasa en su cabeza, entre esas cosas, era el que aún no comprendía del todo a Kenma.

Era un poco introvertido, pero no para llamarlo tímido; no le gusta mucho el desgaste físico, pero su mente es excelente planeando estrategias, si pudiera describirlo, diría que era sigiloso, calculador y analítico con sus jugadas. También le gustaban los videojuegos, y pese a escoger un deporte como el voleibol en el que el trabajo en equipo es vital, no era de socializar demasiado, o al menos no con mucho gusto. No entendía del todo por qué había escogido el club, pero de cierta manera agradecía que estuviera ahí.

Claro que, por otro lado, estaba el asunto de que era el amigo de la infancia de Kuroo: una de las razones por las que Tetsurou decidió por sí mismo apartarse de él, y que más recientemente, Kuroo había besado. No sabía exactamente qué pensar al respecto, el rol que desempeñaba Kenma era una incógnita aún; no parecía agradarle o desagradarle, nunca sintió algún tipo de rechazo de su parte, ya que Yaku se encargaba de que Tora no lo hostigara todo el tiempo. Morisuke tampoco podría culparlo de nada, es decir, le agradaba Kenma. Kuroo era un punto y aparte. Yaku siempre tuvo la mala costumbre de encariñarse rápidamente con sus compañeros de grados inferiores, Kenma con lo tranquilo que era no representaba una excepción.

Además, no sabía si Kozume tenía alguna idea de todo el asunto, o cuál era su opinión, en el caso de que así fuera.

—Tu eres el alma gemela de Kuro, ¿verdad? —inquiere, quebrantando la mente del mayor, porque parece como si pudiera leerla con tan solo una mirada, por un segundo el mayor sintió un escalofrío—, ¿De verdad le amas? Se supone que las almas gemelas sienten ese tipo de cosas… —menciona esto con duda, como si hubiera otra pregunta implícita en el aire, pero Yaku no lo logra descifrar.

Sin embargo no puede procesarlo, su corazón late tan rápido que no escucha sus propios pensamientos, mucho menos los que le indican el hablar coherentemente.

—¿Por qué me preguntas algo así?

Kenma frunce el ceño. Yaku ha evitado directamente la pregunta, es la primera vez que el mayor ve una mueca rara en la cara del azabache. Por un segundo quiere reír con esta, pero recuerda la situación en la que está.

Cualquiera pensaría que esa situación sería muy incómoda, sabiendo las circunstancias que rodean el asunto, pero Kozume se muestra tan calmo, que inquieta un poco a Morisuke, ¿cómo es que podía estar tan tranquilo en un momento así? Él estaría hecho un manojo de nervios, al menos más de los que ya es. Sin duda, Kenma aún era una variable incomprensible para él.

—Si tu respuesta es la que creo —, comienza Kozume, mirando con detenimiento las esquinas algo empolvadas de los vestidores, su cabello largo cubre los alrededores de su rostro al bajar un poco la cabeza —, entonces dime, si estar junto a Kuro fuera igual a que él tuviera que renunciar a algo realmente importante en su vida, ¿aún así, lo aceptarías?

—¿Algo importante?

—Algo tan importante como sería el sentido del olfato, o el poder hablar.

Yaku queda en silencio, ¿qué clase de pregunta era esa? Nunca se lo había planteado de esa forma, es decir, no tenía necesidad. Pero, ¿Y si ese fuera el caso? No podría simplemente perder el tiempo jugando cosas estúpidas en vez de hablarlo directamente, sería una situación más delicada. Si estar a su lado tuviera un precio tan elevado para Tetsurou, ¿Qué haría?

Morisuke lo piensa detenidamente, ni siquiera nota la impaciencia de Kenma inundando su alrededor.

—¿Yo también perdería algo importante?

—No.

Las respuestas que le da Kenma son algo secas, sin dar más detalle de una situación tan general. Morisuke suspira y se asienta sobre los casilleros cerrados. Sin saber si la respuesta que dará era la correcta, pero estaba casi seguro, de que eso es lo que haría en esa situación.

—Me alejaría. No podría quitarle algo solo por mi deseo egoísta, mucho menos si eso significa que yo no sacrifique algo también —sus brazos cruzados sobre su pecho disimula un poco el temblor de sus manos —, simplemente, sabiendo eso, no sería capaz de aceptarlo, no podría poner mi felicidad a costa de la suya.

Yaku alza la mirada, los orbes dorados de Kenma parecer reflejar tristeza y decepción por un instante, como si hubiera tenido esperanzas de encontrar otro tipo de respuesta. Como si ese hubiera sido su último intento por buscar una salida, de algo que Morisuke desconocía.

—Gracias por el consejo.

—Aun así —, Yaku interrumpe, como si acabara de recordar algo importante —, si tomara la decisión de alejarme de él, al menos tendría en cuenta su opinión —agrega, con una mirada un tanto contrariada —, es decir, creo que es peor, cuando sientes el abandono de alguien que se supone debe quererte, sin dar motivo alguno. Solo vives preguntándote qué hiciste mal o si… —muerde su labio inferior. Sabe que está metiendo algo más personal que no era relevante en el momento.

Kenma mantiene silencio unos segundos más, luego hace una reverencia leve, un poco fuera de lo normal, ya que comúnmente evitaba formalidades. El menor sale a las prácticas como si aquella conversación no hubiera existido. Yaku siente su estómago revolverse. No puede evitar pensar, en que había hecho algo malo, que había respondido erróneamente.

En cualquier caso, sólo sabía que Kenma siempre escapaba de su comprensión.

※Destinations without destination※ 【Haikyuu!!】Where stories live. Discover now