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"Querido Chat Noir

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"Querido Chat Noir

Me preguntó si el tiempo para mí ha transcurrido igual que el tuyo. Una vez escuché que el tiempo aquí transcurre más rápido, que mientras acá pasan días allá a penas pasa un minuto.

Eso hizo tu tortura más larga. No me quiero imaginar cómo sentiste cinco siglos en este mundo; pero para mí todos estos días sin ti han sido una tortura.

Extraño ese par de días en donde sólo nos quisimos, en donde despertaba entre tus brazos, en donde nos dijimos nuestros deseos, sueños que nunca íbamos a cumplir. Nos enamoramos en un lugar donde el espacio-tiempo no es más que una ilusión sin sentido ¿Qué tan real hace lo nuestro?

Hago estas cartas porque no quiero olvidarte, porque lo único que me queda de mí humanidad es el amor que te tengo, ya que seguramente mi cuerpo ya murió y por eso no he podido volver a mi forma humana. Pero sé que alguna vez lo haré, en algún momento de mi inmortalidad aquí, y que probablemente olvide lo nuestro antes que tú.

El rey se me ha presentado otra vez, me dice que considere su oferta; y pienso que, si algún día tengo que olvidar tu amor, que valga la pena mi mente vacía y un sirva para derrocar a la bruja. Acabar con lo que alguna vez te torturó a ti.

Ese sería nuestro final glorioso ¿no lo crees?"

Si algo supo Adrien desde el principio es que Ryukko le resultaba extrañamente familiar. Su voz hacía un agradable eco en su cabeza que quería traer a la vida un agradable y cálido recuerdo que simplemente no llegaba.

Se preguntaba si ellos dos se habían conocido en otra vida, y si era así cual había sido su relación exacta.

De igual manera no sabía qué hacer. Tenía que alejarla de todo esto de alguna forma: si le daba el demonio a Luka las cosas no terminarían bien, pero ha decir verdad en las noches se volvía casi imposible controlar a Chat Noir.

Todavía era un demonio y tenía un hambre tremenda; había intentando con hamburguesas o incluso carne cruda pero no quedaba muy satisfecho. No era por la carne, las bestias de las que solía alimentarse tenían algo más, algo de lo que algunos humanos apestaban.

No todos, o al menos no Marinette; pero había captado ya en más de un par de personas un aroma tan parecido al de las bestias que le hacía su estómago rugir. Y para su mala suerte, Ryukko olía así.

—¿No crees que es muy peligroso darle a un sujeto como Luka el monstruo ese que llevas?— preguntó Ryukko sin regresarlo a ver, sentados bebiendo tranquilamente en el balcón de la habitación de ella. Adrien no le contestó y la fémina sólo suspiró.—Marinette ¿ella es una chica muy especial, verdad?

Especial era una palabra corta comparada a ella.

—Lo es.— dijo con melancolía.— Yo... no me imaginé llegar a este punto.— veía su mano, recordando como alguna vez sus manos parecían cubiertas de cuerno negro y tenían garras.— Pero si lo hacía, me lo imaginaba a su lado; ella y yo pasamos por muchas cosas, por un segundo pensé que lo que creí imposible se haría realidad.

Sibila Where stories live. Discover now