Alex Torres era un chico normal de solo 17 años, de padres mexicanos, viviendo en Nueva York desde temprana edad por el trabajo de sus padres, una vida normal, pero todo cambio cuando la ola del Terrygen azoto la ciudad, muchos de los humanos fueron...
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Los Guerreros secretos llegaron al lugar para ver como el incendio había sido una falsa alarma.
—Parece ser que a un cocinero se le fueron las cosas de las manos— hablo Chica Ardilla mirando alrededor.—Suele pasar— dijo ella con suficiencia.
—¿En verdad crees eso?— pregunto Ghost Spider.
—Si en verdad— le respondio la pelirroja.
—Bien, espero tener tiempo para comprar los chapati— menciono Alter a lo que todos voltearon a verlo.—¿Nos vemos en tu casa o quieres que te lleve?— pregunto Alter a Miss Marvel.—Aunque me serviría que me dijeras donde comprar esos chapati— le dijo el a la chica.
—Si vamos— le respondió Kamala con una sonrisa forzada.
—¿Llevo a alguien a casa?— pregunto Alex a las demás.
—No gracias, tengo que hacer arreglos en mi moto— América salio volando rumbo a la base.
—¿Qué tal ustedes?— pregunto a Ghost Spider y Chica Ardilla a lo que ambas asintieron, la verdad es que las dos no querían ir a casa, pero si querían ver el auto de Alex.
Sorpresa, no había mejor definición para explicar lo que sintieron al ver el auto de Alex, la emoción fue tanta que las dos chicas brincaban alrededor del auto.
—Es genial— menciono Doreen.
—Parece que los Vengadores pagan bien— dijo Gwen de manera burlona.
—En realidad lo compre antes de ser inhumano— revelo Alex sorprendiendo mas a las dos.—Genio ¿recuerdan?— pregunto Alex señalándose.
—Oh cierto— hablaron las dos.
—Bueno, es hora de irnos— Alex con su llave abrió la puerta del copiloto y bajo el asiento para que Doreen y Gwen entraran y luego Kamala.
Alex llevo a Gwen y Doreen a sus respectivos hogares, luego junto a Kamala fue a comprar el chapati y después fueron a casa de esta para la cena.
—Gracias por traer el chapati Alex— agradeció la mujer con una sonrisa.
—Muy amable de tu parte— agradeció el padre de Kamala.
—La verdad es que no sabia si era el correcto, Kamala me acompaño a comprarlo— revelo Alex con una leve sonrisa.
—Es perfecto, te enseñare a preparar dal para acompañarlo— le dijo la mujer con una sonrisa.
—Gracias, eso seria genial— dijo Alex con una sonrisa.
—Kamala podría venir, si deja por unos minutos esos juegos de computadora— hablo algo molesta la mujer.
