Capítulo 20: Visita

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Otro día en el hospital. En ese horrible lugar. Tal vez Hinata se estaba recuperando poco a poco físicamente, pero sus emociones seguían acumuladas en su garganta, provocándole ganas de llorar por horas, además, el lugar en donde se encontraba no lo ayudaba para nada.

Tristes recuerdos de cuando había despertado en una camilla después del accidente, recibiendo esa noticia que era como una filosa aguja clavada en su corazón, aparecían por más de que intentara olvidarlos.

Agradecía que sus buenos amigos le trajeran su teléfono para poder entretenerse y meterse en un mundo donde podía olvidarse, al menos por unos segundos, de la difícil realidad.

De la comida no se quejaba, no es como si en su casa comiera mejor, a veces ni siquiera lo hacía. Aunque era algo difícil para él comer normalmente.

Para la mayoría de personas es desagradable la comida del hospital, pero para él, ahora mismo lo que le daban frente a su ojos era un banquete.

Todos los días era visitado por sus compañeros, volviendo por un momento, esos tristes días en unos cálidos y alegres. Cada vez que se iban, tenía ganas de gritarles con su débil voz, que se quedaran con él para siempre y no lo dejaran. Su miedo a la soledad no desaparecía ni por un segundo.

Aunque, había algo que le estaba molestando aún más y podría decirse que era uno de sus nuevos entretenimientos, a pesar de que no le divertía ni un poco. Desde esa última vez, Kageyama no lo había vuelto a visitar. Era como si se hubiese esfumado.

La angustia no tardó en llegar al pequeño, creando miles de escenas en su mente de por qué tan repentina desaparición del más alto.

- "¿Hice algo mal?, ¿Seguirá enojado por nuestras últimas peleas?...No, el dijo que ya estaba todo bien, ¿Entonces?"-.

Se quedó pensando por un rato recostado en las grandes almohadas mientras miraba el techo fijamente, hasta que una idea lo sorprendió, provocándole escalofríos.

- "¿Y si fue porque lo abracé la otra vez?, tal vez el abrazo duró demasiado, ¿¡Se habrá dado cuenta de que me gusta!?. ¡No, n-no puede ser eso posible!, pero, ¿Y si se dió cuenta...ahora me odia?"- suspiró pesadamente - "No sé que esperaba, si se dió cuenta, seguro le debió dar asco...Pero no pierdo mucho, ni siquiera tenía planeado decírselo, sería un rechazo directo"-.

Su cabeza quedó en silencio, dejando todas sus teorías de lado. Pequeñas lágrimas comenzaron a caer, revelando los sentimientos de tristeza que habían en él, por pensar que aquello podría ser verdad.

Necesitaba verlo cruzar al azabache esa puerta nuevamente.




Era de mediodía, Hinata acababa de almorzar y ahora se encontraba con sus ojos concentrados en su teléfono.

Había estado unos cuatro o cinco días en coma, ya no soportaba estar tanto tiempo encerrado, sobretodo al ser tan imperactivo y no haber jugado por varios días al vóley. Era desesperante.

Unos golpes en su puerta hicieron que llamara su atención. Dejó rápidamente su dispositivo en la pequeña mesa al lado de la camilla y se acomodó en su lugar.

- ¡Pase!- contestó emocionado.

Eso no duró mucho, al darse cuenta que simplemente era la enfermera para revisar como estaba, al igual que en los anteriores días.

- ¡Buenos tardes joven Hinata!- saludó alegre.

- Buenas tardes...-.

La mujer se sorprendió un poco por la reacción.

- ¿Mmmh?, ¿Y esa cara?, ¿Tan decepcionante es verme?-.

- Ah, ¡N-no, no es en eso!- empezó a hablar nervioso.

Aʏᴜ́ᴅᴀᴍᴇ... | KᴀɢᴇʜɪɴᴀWhere stories live. Discover now