Capítulo 21: Temperatura

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Narra ___:

Segundo día que paso en esta enfermería e informo que ya me quiero ir de aquí. No soporto a la enfermera, se la pasa de un lado a otro, tropezando con todo, haciendo ruido y chillando hasta por una telaraña del techo. Disculpándose con todo así sea o no una persona y sale y entra de nuevo. Juro que estoy a nada de sacarla de una patada por la ventana. Y claro, no falta el señor "Me da flojera la vida" que no para de molestarme con todo lo que se le viene a su cabeza.

-Por decimoquinta vez, Free, si no estás enfermo, salte de aquí y deja de molestarme, ya tengo bastante con la enfermera desastrosa como para que tú también quieras molestar _le pedí absolutamente cansada de sus payasadas. Él estaba sobre la camilla contigua, cruzado de piernas y muy sonriente para mi gusto, y claro, si es que de reía a costa mía, ha pasado estos dos días molestando mientras finge ser enfermero_ Fuera, largo de aquí

-Yo también te quiero, ¿sabes? _obviamente, se nota el sarcasmo, si es que es profesional en sacar de quicio a la gente con su gran encanto natural... Nótese el sarcasmo_

-Púdrete _espeté para luego darme la vuelta y cubrirme con las sábanas_

-Recuerda que no puedes dormirte, no puede saltarte la medicación

-Cierra la boca, no eres mi enfermero

-Es eso o que lo haga el huracán con bata blanca _e inmediatamente tras escuchar eso ya estaba sentada sobre mi camilla y con los ojos bien abiertos. Ni loca, esa mujer casi me tira la medicina en los ojos la vez anterior_ Qué obediente

-Te odio

-Qué tierna eres _rió para luego hacer el favor de ir a por mis medicinas, las cuales sabían a basura, literalmente, es un asco y yo detesto quedarme con el regusto amargo que dejan. Así que, naturalmente, aparté mi rostro en cuanto vi aquella cuchara con el medicamento_

-Abre la boca, no empieces con tus berrinches _se quejó_

-Aparta esa cosa de mi. Qué perro asco

-¿Acaso la niña prefiere que se lo den en biberón?

-¿Acaso el señorito sarcasmo no puede hacer otra cosa más que bromear?

-Perdone usted, señorita berinchuda, te estoy haciendo un favor que más encima de esto, me debes la vida. Ahora, abre la boca y trágate la maldita medicina

-Oblígame, erizo amarillo _le reté, y fue el peor error de mi vida_

Al parecer el señorito De La Hoya estaba totalmente preparado para mi ración de berrinches de hoy y sacó de su mágico bolsillo una jodida cucaracha y me la arrojó encima. Para cuando me di cuenta de que era falsa, ya tenía la jodida cuchara en la boca y esta hiperventilando del susto, casi me da un maldito infarto por culpa de su cochina cucaracha de juguete. No hace falta decir que le pegué una patada en todo el estómago, pero el chico ni se movió, ni se inmutó. O yo soy muy floja o él es, literalmente, de hierro. Estuve buen rato pateándole mientras confirmaba que si abdomen parece una piedra, porque realmente, no se mueve...

-¿Ya vas a dejar de patearme? _cuestionó el rubio mientras bostezaba, lleva media hora mirando al reloj como retrasado, imagino yo que contando el tiempo que ha pasado desde que me hizo tragarme esa porquería medicinal_

-Quéjate de dolor y lo haré. _le respondí, volviéndole a patear y escuchando un muy vago "Auch" de su parte_ Ah, traidor, eso fue más falso que Valt ganándote una carrera.

-Nunca especificaste si debía ser real o no _se justificó mientras se levantaba de la camilla, ay no, ahora va a por el maldito termómetro. Odio esto, siempre payaseando con esa basura. Al cabo que ni siquiera lo utiliza, parece que le divierte elevarme la temperatura a propósito con sus tontos comentarios_

-¿Por qué me entierras con la mirada? _ladeó su cabeza con una sonrisa que denotaba de todo menos buenas vibras_

-Aléjate de mi... Tú y esa cosa metálica que de todos modos no vas a usar...

-No la uso porque tú no quieres, parece que prefieres que te tome la temperatura a la antigua.

-¡Yo nunca dije eso! ¡Tú lo asumiste!

-Y tú lo confirmaste. Piensa rápido, ¿el termómetro o yo?

-¿Qué?

-Respuesta incorrecta.

-¡No respondí nada!

-Exacto, ahora deja de gritar o vas a estropearte las cuerdas vocales.

Me tuve que callar porque el muy atrevido tenía razón, son embargo me puse a gruñir como perro silvestre con cada paso que daba a mi dirección. No sé porqué diantres le gruño si de todos modos siempre tiene algo que usar en mi contra. Ni bien acercó el termómetro y casi pierde un dedo de la mordida que casi le pego, por supuesto, el aparato voló hacia el otro extremo de la sala luego de su retrocedo inmediato. Parpadeó repetidas veces mientras procesaba lo que acababa de pasar, sí, le ataqué como una bestia salvaje, ¿y qué?

-¿Intentaste morderme? _cuestionó, mirándome como si tuviese problemas mentales_

-Sí, y si acercas la cara lo próximo será un rasguño en toda la cara

-¿Desde cuándo las chicas son tan salvajes? _cuestionó mientras comenzaba a desconfiar de todas las féminas habidas y por haber_

-Desde que al menos yo debo lidiar con un chico atrevido y sarcástico que se da por la labor de molestarme mientras finge ser un enfermero muy disfuncional

-Que te encanta, por cierto

-¡No te inventes cosas!

-Ayer parecía estufa recién prendida, no sé a quién quieres engañar

-Era la fiebre, pedazo de tonto.

-Ya... La fiebre, claro. La fiebre que nunca tuviste desde que se te administró un antibiótico horas antes _maldición, no se le olvida nada_

-Hacía calor, es todo

-Está lloviendo afuera, ¿sabes? Desde hace 3 días y 10 horas

-De La Hoya, ¿hay algo que no se te olvide? Maldición, siempre tienes algo con que rebatir lo que digo.

-Depende _respondió vagamente mientras colocaba su mano sobre mi frente, midiendo mi temperatura, o eso intentaba desde que no podía tener un resultado exacto_

-¿Depende de qué? _cuestioné enmarcando una ceja, viendo como iba a por el condenado termómetro de nuevo_

-Depende de la importancia que le dé a la información que recibo, ahora ponte el tonto termómetro.

-No _respondí instantáneamente mientras le veía pegarse una palmada en la cara y bufar levemente_

Sarcastic [Free de la Hoya x Reader] ©RoseSanae55Where stories live. Discover now