CAPITULO 24

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Fue inevitable el que Liao Zhu se lanzará con la espada por el frente a la persona que hasta ahora les había ayudado.

Un resplandor salió del desconocido que solo provocó que todas las extremidades del rebelde comenzaran a sentirse pesadas, asiendole una tarea difícil el mover sus piernas, por lo que terminó cayendo de rodillas lo  suficiente hasta quedar completamente inconsciente.

Si alguno de los subordinados del rebelde hubiese visto tal escena posiblemente lo único que se les ocurriría sería escapar de aquel lugar. Como todos ya sabían, Liao Zhu fue uno de los hechiceros más poderosos de Lady Fang mientras le sirvió , claro, después de Mao y actualmente era la molestia más grande que tenía la gobernante de Heilong.

Y bueno, Mao siendo una persona que de un día a otro transmigro y que apenas y conocía los datos básicos para sobrevivir en aquel mundo lo único que pudo pasarle por la cabeza fue Fang Huang a quien se dirigió rápidamente .

Esa persona pudo solo averles traído con buenas intenciones, pero ahora que Liao Zhu había intentado herirlo, no sabría que pensar .

—Descuida, no haré nada malo —se mantuvo en su lugar como si temiese que el menor fuese a llorara .

No hubo respuesta ...

—Solo esta durmiendo. —Miro a Liao Zhu en el suelo— creo que no me he presentado correctamente, mi nombre es Enlai y estoy aquí para ayudarte.

Un susurro de desconfianza cruzo fugazmente la cabeza de Mao, algo que definitivamente no ayudó y volvió el ambiente mucho más incómodo.

Aquel hombre que se hacia llamar Enlai se mantuvo firme a sus últimas palabras y no agregó más, solo estaba ahí, esperando respuesta.

Mao analizo la situación con detenimiento. Claramente no confiaba del todo en esa persona, pero lamentablemente ahora no podía hacer mucho. Aún no sabía cómo manejar sus poderes de hechicería o si al menos estos se mantenían y vaya que eso le restaba mucho a su seguridad y principalmente a la de Fang Huang, quien no paraba de agonizar por el dolor de las heridas internas.

—Y-yo — tartamudeo el peliblanco, pero poco después aclaro su garganta y volvió hablar— le agradezco su hospedaje y ayuda pero me temo que es hora de partir —dijo con voz suave—

El hombre que hasta el momento se había quedado callado soltó una risa llena de ironía lo cual claramente levanto la bandera roja de Mao y retrocedió dos pasos.

—Veo que he vivido todos estos años en una mentira, los dioses favorecían su casa solo por su gracia, a tenido la bendición de ellos, sin embargo es una clara decepción lo que estoy viendo ahora. —Comento con un tono agrio—

El menor evidentemente no entendía nada, aquellas palabras solo lo confundían cada vez más. La decepción enorme que veía en los ojos de aquel hombre le sumaban al disturbio que había en su cabeza. ¿Dioses? ¿acaso en ese mundo eran fieles creyentes? ¿bendición?. Tal vez después de todo si era verdad, el transmigrar a otra época sin duda no tenía ninguno concepto científico por en medio y solo podía acudir a aquellos relatos de fantasía o que al menos en su momento lo fueron para él.

—Yo no se que es lo que esperas de mi, pero ahora lo único que me interesa es salvar a este hombre —agregó con firmeza— si los dioses realmente me han favorecido como usted está diciendo, espero que lo sigan haciendo. Le agradezco su ayuda, pero es tiempo de partir y si intenta hacerles daño, le aseguro que usted no saldrá ileso.

Decir que el corazón no lo tenía a mil por hora sería una gran mentira, los nervios le estaban comiendo pero ahora pararse firme y no mostrar ninguna debilidad eran primordiales para la supervivencia, ahora no solo era él, también tenía que cuidar de quiénes le habían cuidado en el pasado.

FLOR DE INVIERNO (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now