Me convertí en una prisión mientras buscaba liberarte, no fue mi intención, pero no podía parar de buscarte.
Te vi ser feliz con alguien más y me duele mucho porque ya no estás.
Pensé que era especial, pero era una mentira que me repetía para no seguir sufriendo ésta agonía.
Y aunque ahora sé que estás mejor sin mi, mentiría si digo que no me cuesta dejarte ir.
Me esforcé por no buscarte, por no quererte, por no hablarte, pero por las noches no paraba de pensarte.
Después de algunos días mientras me ignorabas, sentí que todo dentro de mi se desmoronaba, pero juro que lo último no me lo esperaba.
Quizás es mi culpa por no ser más apuesto, quizás sólo es un mal presentimiento.
Quizás sólo soy yo que en ningún lado encajo, quizás es porque no pertenezco a ninguno de los bandos. Quizás la falla está en mis neuronas o quizás es sólo mi falta de testosterona.
Quizás sólo fuiste superficial, quizás sólo fue mi personalidad.
No lo sé y creo que ya no importa, porque ahora no puedo reparar mi alma rota.
