¹Alicia McGonagall y la Piedra Filosofal [LRYEA: ✔︎]

2¬HOGWARTS EXPRESS

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

┏                                         ┓

↻Expreso a Hogwarts

┗                                         ┛

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

—¿SEGURA DE QUE QUIERES IR EN TREN A HOGWARTS? —preguntó McGonagall a Alicia por decimoquinta vez en el día. Alicia la miró vacilante, pues estaban en la estación muggle, en dirección al andén— Vale, tienes razón, ya no pregunto.

—Gracias, y sí, Minnie, quiero ir a Hogwarts en el tren. Además, a lo mejor ocurre algo interesante y si no sé lo que es, luego quedaré más estúpida de lo que soy.

—No eres estúpida, Ali.

—Si tú lo dices...Bueno, me tengo que ir ¡adiós! ¡nos vemos en Hogwarts!

—¡Alicia! —le llamó la atención McGonagall. Alicia había pronunciado el colegio mágico en alto, en una estación llena de muggles, de personas que crean que la existencia de la magia era un mito. 

—¡Adiós! —se despidió antes de que McGonagall pudiese reprimirle. McGonagall se despidió con la mano y con una cara de enfado y desapareció. Alicia avanzó en dirección al andén nueve y diez pero se percató de que no le había preguntado a McGonagall cómo se llegaba al tren. 

Había pasado todo el resto del verano preguntándole acerca de Hogwarts, pero se había olvidado del andén. Sabía que era la plataforma 9 y 3/4 pero no cómo llegar. Confusa, se giró en busca de su madre adoptiva pero ella ya se había ido pues necesitaba llegar antes a Hogwarts que todos los alumnos. Pero unas ruedas de un carrito rodando por el suelo la hicieron voltear. 

Un niño, aparentemente de su edad, de pelo color azabache, ojos verdosos preciosos y con unas gafas redondas se acercaba a Alicia con un carrito y sus cosas en él. También llevaba una lechuza blanca, (a Alicia le pareció muy bonita) y tenía unos ojos amarillentos, como la lechuza de Alicia. La suya era de color negro mate, y tenia unos ojos amarillos. Alicia, la lechuza de Alicia, comenzó a piar animadamente al ver a la lechuza de aquel niño. Algo avergonzada por el espectáculo de su mascota, Alicia se acercó al chico.

—Hola...amm...¿Vas a... —el azabache la interrumpió.

—¿Hogwarts? —Alicia asintió frenéticamente con su cabeza.

—¿Sabes dónde queda el andén 9 y 3/4? —el chico negó con la cabeza y eso puso triste a Alicia.

Bajó su mirada al suelo, pensando en si no llegaba a tiempo, en si tal vez McGonagall se decepcionaría. ¿Qué pensarían los demás al ver que la hija de una de las profesoras (y Directora Adjunta) llegara tarde? O directamente no llegaba. Sentía que el mundo se le iba a caer encima pues quedaban cinco minutos para que el tren zarpase en dirección a Hogwarts. Pero aquel azabache se dio cuenta. Con cuidado y algo avergonzado, puso su mano en el hombro Alicia con delicadeza, causando que ella le mirara.

—Seguro que conseguimos llegar...¡Mira, seguro que aquella familia lo sabe! —le dijo. Alicia volteó atrás y vio a una numerosa familia de pelirrojos. Sintió un gran alivio recorrerle el cuerpo, pero un tirón la sacó del pensamiento. 

El niño de pelo azabache había enganchado su brazo en el de Alicia y la arrastró hacia la familia rubia. Había muchos niños, todos pelirrojos, con sus lechuzas y carritos. Aún con los brazos entrelazados, la rubia y el azabache anduvieron hacia la que parecía ser la madre.