Pasar por la garganta de Huma resultó la situación más desesperante al tratarse de un conducto tan estrecho y baboso. No podía creer que me tragó; ¡me había tragado esta maldita cosa! Dentro de su estómago sentía como si estuviera siendo digerido por su baba, y eso me aterró. Desde ese oscuro interior pude percibir que la criatura estaba en rápido movimiento, y que la chica, Cecil, le indicaba a Huma donde moverse, ¿acaso él la entendería?
Use mis manos para tocar las paredes viscosas de su estómago. Sorprendentemente había el tamaño suficiente para tener una persona de 1.70 en un ovillo, ¿acaso tenía órganos?. Poco a poco me empezó a marear el movimiento veloz del trote de Huma. No veía nada, pero aun así de vez en cuando se filtraba un poco de luz cada que la bestia abría su boca.
Minutos después de haber salido huyendo, volví a escuchar el pitido del aparato tecnológico de Cecil.
—Cecil, soy yo, Zalo — dijo la voz desde el aparato, podía escucharlo aunque no muy claro —Rob y yo vamos a tu dirección, está oliendo a Huma. Recíbeme por favor.
—Estúpido Zalo— protestó Cecil.
El motivo de su huida aún me parecía misterioso. Sacando mis conclusiones imaginé que Zalo era de su bando, o sea que no tendría por qué huir de él, o al menos darle una explicación. Aún así, si yo fuera el problema, estaba en el escondite más seguro (y detestable) del mundo.
— Cecil, ¿estás bien? — preguntó la voz del chico, con interferencia— Rob está inquieto por verte, ¿a que sí gigantón baboso? ¿a que sí pequeño inservible?
Me daba asco que hablaran de esa manera a las criaturas, cuando durante años se ha dedicado a matar y destruir, ese es su instinto, por eso viven, y por más que hayan podido sosegarlas siguen siendo bestias. Mientras pensaba en eso, la criatura de nuestro perseguidor emitió un rugido que podría describir como "un rugido afable" y este resonó en el aparato. Súbitamente reparé como el trote de Huma fue interrumpido por él mismo, parando su camino con sus propios pies y quedándose quieto.
— ¿Huma? Maldita sea, sigue avanzando, no puedes ir con Zalo ni con Rob— oí decir a Cecil desde dentro.
El interior de la bestia no me permitía saber nada de lo que pasaba fuera, pero calculé que estuvo cerca de 2 minutos sin dar ningún paso, y notaba como Cecil seguía insistiendo en que avanzara, sin embargo Huma hacia caso omiso.
El interior de esta bestia empezaba a sofocarme; gotas de sudor caían de mi cabeza, la sed mortífera regresaba secar mis labios y la ausencia de alimento era bien acompañada con la sensación de un hueco en el estómago.
— Oye... Cecil — decidí llamarla por su nombre—, necesito respirar, ¿podrías decirle a tu compañero que abra su boca?
Crucé los dedos para que me haya escuchado. Estaba desesperado, además, no percibía la presencia de la chica, y pasaban los segundos y no tenía una respuesta de ella. Dispuse a no quedarme con los brazos cruzados, por lo que al no saber nada de ella traté de encontrar una solución a mi asfixia. Estire las manos para ubicar ¿tal vez el esófago? Lo que fuera, pero necesitaba sacar las manos y librarme. Lamentablemente lo único que sentía era baba donde quiera que pusiera mis manos.
Los minutos pasaban y por fuera logré escuchar pasos por fin, lo cual me animó. Sin embargo todo se fue al traste cuando escuché una voz masculina.
—Por fin te encuentro — dijo Zalo a modo de saludo. Al parecer iba llegando— ¿por qué no contestabas Cecilia?
—No me llames así— Por la ubicación de la voz calculé que ella se encontraba a unos centímetros de Huma ¿siempre estuvo ahí? —, y no conteste porque sigo en misión, no necesito distracciones.
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Atrox [PAUSADA]
Science FictionAños atrás, las "Bestias" emergieron de un lugar desconocido, esparciendo la destrucción por todos los rincones del mundo, destrozando y devorando a todo ser humano que estuviera a su paso. El caos de estos seres perdura por muchos años, hasta tener...