Capitulo 4

17.9K 2.1K 408
                                    


Me arrastré con dificultad por los vidrios que estaban dispersos en el suelo.

Lo último que recuerdo es haber visto la cara de Renzo, un golpe, los vidrios quebrarse, ladridos de perro.

Intenté levantarme del suelo, mi vista se dirigió a mis manos cubiertas por sangre.

Alguna parte de ni cuerpo dolía, mis piernas, mis brazos, todo tal vez.

- ¿Alena? – escuché aquella particular voz.

Me acerqué hasta la puerta para girar la perilla pero la figura de Trevor me tomo por sorpresa.

- ¡¿Que ha sucedido?! - se acercó con rapidez-. ¿Qué ha pasado? - pregunto sorprendido.

La sangre, los vidrios, su voz, un pitido ensordecedor resonando en mis oídos.

- Está bien, te llevaré a emergencias, todo va a estar bien - sentí sus brazos tomarme por la cintura.

Me condujo a su camioneta estacionada, subimos a esta y en el camino no se detuvo para hablarme.

- ¿Quién te hizo esto? - insistió una y otra vez.

Me sentía demasiado débil, aturdida y desorientada como para dar una respuesta.

- Renzo - respondí-. Ha sido Renzo.

- ¿Quién maldita sea es Renzo?

- Renzo -volví a decir mientras intentaba no cerrar mis ojos.

Luces, voces, preguntas.

Todo aquello de había vuelto un revoltijo de cosas al ingresar a la sala de urgencias.

Trevor se quedó afuera, mientras que fui conducida a un cubículo para que atendieran mis heridas.

Duré toda la noche en observación, había requerido cuatro puntos de sutura en una de mis manos, el médico dijo que había tenido mucha suerte de que el corte no hubiera sido tan profundo para cortar el tendón.

Finalmente pude abandonar la sala de urgencias para regresar junto a Trevor a la casa.

- Ahora si me dirás quién es Renzo - insistió.

- Yo...

- He llamado a la policía, y ha tomado mi declaración, falta la tuya, porque has sido la que lo vio.

- ¿Declaración? ¿Policía?

- ¡Es un maldito loco! - grito salido de sí-. Sabía que había alguien merodeando, el perro nos avisó.

- No quiero ir a la policía, no al menos está noche - pedí.

- Ese hombre casi te mata, ¿Vas a dejar que se escape?

- No lo estoy defendiendo, es que... - apreté mis párpados porque aún dolía recordar lo que sucedió en el pasado.

- Si quieres ayuda, debes decirme lo que sucedió.

- Está bien, te lo diré, pero por ahora llévame a casa, por favor.

Subí a la camioneta junto a Trevor, no hablamos nada por el camino, pero una vez llegamos a nuestro destino me pidió ir junto a él a su casa.

- Lo mejor es que te quedes aquí hoy, ese tipo puede regresar.

- No quiero problemas, me quedaré en mi casa, me dijiste que no querías que entrara de nuevo.

- Jugar a la supermujer no es ahora lo mejor cuando un loco anda por ahí suelto.

Trevor avanzó unos cuantos pasos hasta la entrada de la puerta, dispuesto a dejar que pasara la noche en su casa.

Bajo tu PielOnde histórias criam vida. Descubra agora