Dylan gracias

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Thomas camina por el largo camino de su trabajo a su casa, donde lo esperan las personas mas importantes de su vida. Sus dos hermosos hijos, su cocinera desde niño y su querido mejor amigo que no ha dejado de apoyarlo desde que su esposa murió. Ambos dependían del otro para sobrevivir. Cuando entro a su hogar lo primero que vio fue a su hijo mayor sin ropa y bailando de una forma divertida y a su princesa sentada en las escaleras tapándose los ojos y gritando a su hermano que sea mas decente y que se ponga un poco de ropa.

-¡Thomas! que bueno que llegaste - dijo su mejor amigo saliendo de un pasillo con una clara alegría - no puedo lograr que se ponga la ropa y Angela no deja de gritar 

-tranquilo Dyl yo me encargo - contestó el rubio intentando ayudar, cuando en realidad lo que mas deseaba era ir a su cama a descansar por lo menos 10 minutos - ¡David! si no te pones la ropa ahora mismo juro que le diré a... 

-¡Allison! - grita su pequeña desde las escaleras disfrutando del regaño que se ganará su hermano mayor

-gracias Angela pero yo me encargo de esto - dijo dirigiéndose a su hija quien siempre se metía en las platicas de los demás - le diré a Allison lo obsesionado que estas con ella 

-ella ya lo sabe, Dylan ya se lo dijo - el pequeño David restándole importancia y corrió hacia la sala, comenzó a saltar arriba de los sillones y cantando una canción que compuso para molestar a su hermana 

-¡cierra la boca! - gritaba la menor azotando la puerta de su cuarto para encerrarse ahí. 

5... 4... 3... 2... para cuando llego al numero uno, Thomas, escucho el grito más agudo que alguna persona pudiera emitir y también a su hijo menor cantando mas alto para que su hermana lo escuchara.

-creo que necesitaras mas de mi ayuda - dijo Dylan limpiando un poco de sudor de su rostro 

-no es necesario Dyl, contrate una nueva niñera par... - ambos chicos pararon de hablar cuando escucharon Angela sollozar y vieron a David ponerse ropa para luego tocar la puerta de su hermana pidiendo permiso para entrar

Ambos intercambiaron miradas sabían que, aun que les gustara molestarse entre sí, los hermanos se amaban demasiado como para no poder  ignorar cuando alguno se siente mal o triste. Después de algunos minutos Angela decide abrir la puerta de su habitación y dejar que su hermano entre. El chico se perdió dentro de la habitación junto con su hermana.

-así que... ¿contraste a otra niñera? ¿sabes cuántas llevan?

-unas diez - dijo recordando su niñez y a sus hermanos haciendo la vida una completa tortura para todos los adultos en esa casa - tal parece que el universo me esta cobrando todo lo que hice de niño

Dylan se limito a reír, había escuchado casi todas las historias del rubio. La vez que engaño a una niñera diciendo que se habían comido a su hermanita bebé, o la vez que provocaron una guerra de pasteles en la boda de su padre. Sin duda su amigo estaba pagando todos los traumas que de seguro les dejo a cada una de sus niñeras. Ambos chicos se dirigieron a la sala y se sentaron el el sillón. Ambos suspiraron por lo cómodo que era descansar por al menos unos segundos, uno a lado del otro.

-¿Dylan?

-mande

-gracias por todo, en serio no se que haría sin ti

-probablemente estarías muerto - bromeó su amigo con una gran sonrisa en el rostro - yo tampoco se que haría sin ti 

-no digas tonterías 

-no lo hago, me enamore de tus hijos y de tu vida. Sabes que eres mi mejor amigo desde... aquella vez que en la escuela le dijiste a todo el mundo que tenías una niñera mágica y nadie te creyó ¿recuerdas?

Nanny McPhee, otra vez no || Dylmas ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora