Dressed In Black

IV

Antes que nada, siento que este capítulo sea tan corto, pero no he tenido mucha inspiración divina últimamente :D

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Las semanas pasaron, 5 en total. Semanas en las que, por algún extraño motivo, me sentía más vacía de lo que normalmente lo hacía.

Veía a Brian todos los días, sentado a mi izquierda, con ojos tristes, apagados, sin ese flamante brillo. Aún así, no me atrevía a hablarle, ni a mirarle tan si quiera.

Un día de instituto, a la salida me choqué con él.

-Tessa -dijo feliz, como si nada de las últimas 5 semanas hubiera pasado- ¿qué tal estás?

-Bien, ¿no sigues enfadado conmigo?

-No podría estarlo, mi Reina Blanca

-¿Reina Blanca? ¿De qué vas? -dije en un tono que después me arrepentí, pues vi que su cara empalidecía.

-¿N-no te gusta? Dios, lo siento Tessa, no volveré a llamártelo. Lo juro -decía suplicante.

-Ey, perdóname a mi Brian, he sido un poco brusca.

Brian en ese momento esbozó una de sus típicas sonrisas, de esas que hacían que no pudiera dejar de mirarlo.

-Oye -dijo- ¿te apetece tomar un helado? Tengo un poco de dinero, puedo invitarte.

-No gracias, de verdad que no puedo. Debería volver a casa ya -dije, notando un nudo en la garganta.

-Parece que te tienen secuestrada, nunca sales.

Me estaba molestando su forma de hablar. ¿Cómo era posible que después de 5 semanas, 5 putas semanas de no hablarme o tan siquiera mirarme, fuera capaz de estar tan normal, de comportarse como siempre hacía?

En ese momento la bombilla imaginaria de los cómics se encendió en un tono brillante arriba de mi cabeza: Iba a averiguar, por las buenas o por las malas, cómo era posible que Brian supiera cosas relacionadas conmigo. Me dijo que sabía las causas que me llevaban a comportarme como lo hacía, bien, pues iba a averiguarlo.

-De echo, Brian, ¿por qué no quedamos hoy en el parque? En Hyde Park sobre las 6, ¿te parece?

-Vale, te pasaré a recoger sobre las 5:30, ¿dónde vives?

-No hace falta que me recojas -dije en un tono un tanto elevado, ya que Brian se asustó un poco- De verdad que no es necesario que vengas a por mi.

-Insisto

Mierda, dijo la vocecita interna.

-Está bien -dije resignada, no podía ganarle una pelea- Calle Queen Anne número 39.

-Estaré ahí a las 5:30 clavadas -adornó la frase con una tierna sonrisa y se dio la vuelta, caminando lejos de mi.

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Cuando llegué a mi casa abrí la puerta principal. Eché una mirada al interior; igual de desastroso que siempre.

Entré lo más silenciosamente posible, pero cuando iba por el segundo escalón de la escalera...

-¡¿Tessa?! -dijo una voz grave, masculina.

Un escalofrío de terror recorrió mi cuerpo entero en ese momento.