Capítulo 12

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El dōjō de entrenamiento debería haber estado vació a esa hora de la mañana, sin embargo, no era así. Un dato que le hizo pensar a Matt que tanto el Teniente como el General habían orquestado todo esto desde el principio. Tal vez habían deseado humillarlo a él antes de dejarlo ir, iban a convertirlo en una advertencia de lo que les pasaría si llegaban a considerar siquiera tener por pareja a un Omega masculino.

Una jugada que les había salido aun mejor, pues el blanco de toda esa vejación estaba por ser el Omega.

Taichi miró en derredor discretamente, luego su mano se aferró a la de Matt en un gesto discreto antes de caminar al centro del dōjō con paso calmo.

―Aun estas a tiempo de dar marcha atrás, si admites ser escoria, dejare que tu y tu Alfa se vayan.

El cuchicheo de los presentes, así como el obvio apoyo hacia el Teniente y el desprecio hacia Taichi le estaban enervando la paciencia.

―Terminemos rápido con esto ―respondió Tai plantando firmemente los pies como Kyotaro le había enseñado.

―No digas después que no intenté ser condescendiente contigo basura.

El primer golpe fue soltado por el Teniente Genai quien no le dio ni un segundo de tregua. Sus puños parecían metralleta lanzando a una velocidad impresionante cada puñetazo, de los cuales a pesar de haber caído sobre Taichi como lluvia intempestiva solo logró asestar tres.

―Nada mal para un Omega ―gruñó Genai, luego reanudo su ataque, esta vez los golpes iban cargados de toda la energía y poder que un Alfa enojado podía imprimir. Patadas y puñetazos eran dados con toda la intención de lastimar.

Una patada giratoria le tomó por sorpresa cuando impactó contra su costado, Taichi gimió de dolor, pero aguantó sin bajar su defensa, sacando como recompensa sujetarle la pierna y bloquearla cuando Genai tiró una patada de gancho contra su cuello con toda la intención de llevarlo a la lona.

Pero ni esa ráfaga imparable fue suficiente para lograr que Taichi perdiera el equilibrio.

Tai manteniendo su defensa cerrada había logrado esquivar la mayor parte y los pocos que impactaron contra su cuerpo no eran tan significativos como para hacerlo tambalearse. Si bien podría decir que el día de mañana tendría varios moretones en los brazos y torso no eran ni por asomo lo suficiente para dimitir.

Para este momento se esperaba que al menos estuviera respirando agitadamente, pero ninguno de los dos contendientes se mostraba mínimamente cansado. De hecho, se miraban de manera desafiante mientras ambos medían sus posibilidades.

No habían trascurrido más de cinco minutos y los presentes estaban con la boca abierta ante semejante demostración de habilidades. Los dos hombres parecían haber sido instruidos para pelear a muerte, un hecho que estaba hiriendo el orgullo de muchos Alfas que internamente admitían que no durarían ni dos minutos frente a cualquiera de aquellas dos máquinas de pelea. Dos seres letales, de los cuales uno era un Omega, un desgraciado Omega.

―Eso es todo ―dijo Tai, sus ojos brillaban con aquella determinación y fiereza que tanto amaba Yamato, aquella que observo por primera vez en el campo de juego y que en este momento igual a en ese entonces cuando apenas era un niño, le hizo estremecer y endurecer cada parte del cuerpo.

Con un demonio, esté no era momento para tener una erección se recriminó el rubio, pero la verdad era que no podía evitarlo, ver a Taichi de aquella manera le hizo entender porque ninguna otra persona, perteneciera a la casta que perteneciera, logró captar su atención. Amaba a Taichi debido a ese espíritu combativo, a su dignidad y fuego, a su valor.

AlfaWhere stories live. Discover now