|Capítulo 23: "Se Lo Merecían"|

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Dimitrio Sarris.

La miré.

Mi ceño se frunció suavemente notando como sus preciosos labios se entreabrieron dejando salir respiraciones aceleradas. Su cabello suelto como de costumbre y esa manera se descontrolarse en segundos me hacia sonreír para mis adentros.

¿Cómo es que está en Atenas? La curiosidad de saber como mi muñeca estaba en Atenas me comenzaba rondar por la mente. Sin embargo, mi ceño se frunció aún más cuando la chica a su lado de cabello rubio ceniza y delgada la llevó a su lado con enojo. Nuestras miradas se desconectaron mientras trataba de pensar en la forma que sus labios soltando bocanadas de aire.

— ¿Señor, qué quiere que hagamos? — uno de los abogados me miro serio y yo asentí.

— Hagan lo que ustedes crean posible, y si debe morir así de será, pero no quiero que esta mierda vuelva a pasar — afirmé viendola el lugar por donde mi muñeca había desaprecido, vi al chófer abrir mi puerta y el tercero de mis abogados me miró tenso.

— Como ordene señor — di un asentimiento leve dandole una seña al chofer para que cerrada la puerta.

Masaje la curva de mi nariz pensando con preocupación sobre Stella. Me maldije internamente porque había dejado que mis problemas me afectaran hasta el punto que solo logré lastimarla. Respiraba con agitación porque la maldita denuncia que recibí no me dejo tan solo disculparme con ella, porque de ante mano sé perfectamente que tiene razón y mi desgraciado impulso solo empeoró todo. ¿Que podía hacer? La conozco y sé que no va aceptar una disculpa, pero al menos se merece una explicación. Moví mi cabeza negando frenéticamente mientras mi mano se volvía un puño sobre mi regazo, no puedo explicarle lo que soy porque ella saldría perfudicada de la mil formas.

¿Entonces porque te la coges?

Por qué me excita con solo verla abanicar sus espesas pestañas.

— ¿Señor Sarris? — fije mi vista en el chofer con severidad.

— Llévame al hotel.

Suspiré dejando mi móvil en el asiento libre. No puedo solo enviarle un mensaje porque no sería digno de mí, no soy tan hijo de puta para saber que esta furiosa conmigo, y simplemente disculparme por un mensaje. Cerré mis ojos mientras mi mente vagaba a sus gemidos sobre la puerta, y su humedad rodear mi miembro, como su cuerpo respondía a mí y como dejaba que la follara duro. De repente sentí la incomodidad de mi pene y supe que me comenzaba a excitar.

¿Que mierda me sucede?

Nunca me han interesado las mujeres comunes. La perspectiva de lo que quiero de las mujeres va mucho más allá que una cara bonita y sexo común, no solo es follar, es disfrutar del sexo y dejar que tus más oscuros gustos salgan a la luz.

Debes entender que tu condición no es muy bueno Dimitrio, lo que haces te esta enfermando. Los deseos sexuales son normales cuando vez a una mujer guapa y atractiva, pero lo que su haces va más allá de simplemente sexo — la doctora Akor me miraba muy firme.

No puedo evitarlo, necesito liberarlo — ella asintió suavemente, mientras yo la miraba de la misma forma. Nunca pensé que un psicólogo sería de ayuda.

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